La Biblia online2: Primer libro de los Reyes

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Primer libro de los Reyes

Primer libro de los Reyes (1 Re) 22 Capitulos


Autor:
Desconocido, aunque atribuido a Jeremías
Tema: Lecciones sobre la division del reino unido
Palabras clave: Rey, casa, profera




Primer libro de los Reyes capítulo 1
[1] El rey David ya era viejo, de edad avanzada; por más ropa que le echaban encima, no entraba en calor. [2] Los cortesanos le dijeron: ---Busque una muchacha soltera, que atienda y asista a vuestra majestad; cuando duerma en vuestros brazos, vuestra majestad entrará en calor. [3] Entonces fueron por todo el territorio israelita buscando una muchacha guapa; encontraron a Abisag, de Sunán, y se la llevaron al rey. [4] Era muy hermosa; atendía al rey y lo cuidaba, pero el rey no se unió a ella. [5] Mientras tanto, Adonías, hijo de Jaguit, que ambicionaba el trono, se agenció una carroza, caballos y cincuenta hombres de escolta [6] --su padre no lo había disgustado nunca pidiéndole cuentas de lo que hacía--. Era de muy buen tipo, más joven que Absalón. [7] Se alió con Joab, hijo de Seruyá, y con el sacerdote Abiatar, que apoyaron su causa. [8] En cambio, el sacerdote Sadoc, Benayas, hijo de Yehoyadá, el profeta Natán, Semeí y sus compañeros y los guerreros de David no se unieron a Adonías. [9] Junto a Eben Zojélet, cerca de En-Roguel, Adonías sacrificó ovejas, toros y terneros cebados; convidó a todos sus hermanos, los hijos del rey, y a todos los funcionarios reales de Judá, [10] pero no convidó al profeta Natán, a Benayas, a los guerreros de David ni a su hermano Salomón. [11] Natán dijo entonces a Betsabé, madre de Salomón: ---¿No has oído que Adonías, hijo de Jaguit, se ha proclamado rey sin que lo sepa David, nuestro señor? [12] Pues te voy a dar un consejo para que salgáis con vida tú y tu hijo Salomón: [13] vete al rey David y dile: Majestad, tú me juraste: Tu hijo Salomón me sucederá en el reino y se sentará en mi trono. Entonces, ¿por qué Adonías se ha proclamado rey? [14] Mientras estés tú allí hablando con el rey, entraré yo detrás de ti para confirmar tus palabras. [15] Betsabé se presentó al rey en la alcoba. El rey estaba muy viejo y la sunamita Abisag lo cuidaba. [16] Betsabé se inclinó, postrándose ante el rey, y éste le preguntó: ---¿Qué quieres? [17] Betsabé respondió: ---¡Señor! Tú le juraste a tu sierva por el Señor, tu Dios: Tu hijo Salomón me sucederá en el reino y se sentará en mi trono. [18] Pero ahora resulta que Adonías se ha proclamado rey sin que vuestra majestad lo sepa. [19] Ha sacrificado toros, terneros cebados y ovejas en cantidad y ha convidado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar y al general Joab, pero no ha convidado a tu siervo Salomón. [20] ¡Majestad! Todo Israel está pendiente de ti, esperando que les anuncies quién va a suceder en el trono al rey, mi señor; [21] porque el rey va a reunirse con sus antepasados, y mi hijo Salomón y yo vamos a aparecer como usurpadores. [22] Estaba todavía hablando con el rey, cuando llegó el profeta Natán. [23] Avisaron al rey: ---Está aquí el profeta Natán. Natán se presentó al rey, se postró ante él rostro en tierra, [24] y dijo: ---¡Majestad! Sin duda tú has dicho: Adonías me sucederá en el reino y se sentará en mi trono; [25] porque hoy ha ido a sacrificar toros, terneros cebados y ovejas en cantidad, y ha convidado a todos los hijos del rey, a los generales y al sacerdote Abiatar, y ahí están, banqueteando con él, y le aclaman: ¡Viva el rey Adonías! [26] Pero no ha convidado a este servidor tuyo, ni al sacerdote Sadoc, ni a Benayas, hijo de Yehoyadá, ni a tu siervo Salomón. [27] Si esto se ha hecho por orden de vuestra majestad, ¿por qué no habías comunicado a tus servidores quién iba a sucederte en el trono?[28] El rey David dijo: ---Llamadme a Betsabé. Ella se presentó al rey y se quedó en pie ante él. [29] Entonces el rey juró: [30] ---¡Vive Dios, que me libró de todo peligro! Te juro por el Señor, Dios de Israel: Tu hijo Salomón me sucederá en el reino y se sentará en mi trono. ¡Pues voy a hacerlo hoy mismo! [31] Betsabé se inclinó rostro en tierra ante el rey, y dijo: ---¡Viva siempre el rey David, mi señor! [32] El rey David ordenó: ---Llamadme al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benayas, hijo de Yehoyadá. Cuando se presentaron ante el rey, [33] éste les dijo: ---Tomad con vosotros a los ministros de vuestro señor. Montad a mi hijo Salomón en mi propia mula. Bajadlo al Guijón. [34] Allí el sacerdote Sadoc lo ungirá rey de Israel; tocad la trompeta y aclamad: ¡Viva el rey Salomón! [35] Luego subiréis detrás de él, y cuando llegue se sentará en mi trono y me sucederá en el reino, porque lo nombro jefe de Israel y Judá. [36] Benayas, hijo de Yehoyadá, respondió al rey: ---¡Amén! ¡Que el Señor refrende la orden de vuestra majestad! [37] ¡Que el Señor esté con Salomón como lo ha estado con vuestra majestad! ¡Que haga su trono más glorioso que el trono de vuestra majestad! [38] Entonces, el sacerdote Sadoc, el profeta Natán y Benayas, hijo de Yehoyadá, los quereteos y los peleteos bajaron a Salomón montado en la mula del rey David y lo condujeron al Guijón.[39] El sacerdote Sadoc tomó del santuario la cuerna de aceite y ungió a Salomón. Sonaron las trompas y todos aclamaron: ¡Viva el rey Salomón! [40] Luego subieron todos detrás de él al son de flautas, y armando tal algazara, que la tierra se resquebrajaba con el estruendo. [41] Adonías y sus convidados lo oyeron cuando acababan de comer. Joab oyó el sonido de la trompa y preguntó: ---¿Por qué está alborotada toda la ciudad? [42] Todavía estaba hablando cuando apareció Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar. Adonías dijo: ---Entra, que tú eres buena persona y traerás buenas noticias. [43] Jonatán le respondió: ---Al contrario. Su majestad, el rey David, ha nombrado rey a Salomón.[44] Ha mandado al sacerdote Sadoc, al profeta Natán, a Benayas, hijo de Yehoyadá, y a los quereteos y los peleteos que lleven a Salomón montado en la mula del rey; [45] y el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo han ungido rey en El Guijón. Desde allí han subido en plan de fiesta; la ciudad está alborotada. Ése es el clamoreo que habéis oído.[46] Y todavía más, Salomón se ha sentado en el trono real, [47] y los cortesanos han ido a felicitar a su majestad, el rey David, diciendo: ¡Que tu Dios haga a Salomón más famoso que tú y su trono más glorioso que el tuyo! Y el rey, desde el lecho, ha exclamado, haciendo una inclinación: [48] ¡Bendito el Señor, Dios de Israel, que hoy me concede ver a un hijo mío sentado en mi trono! [49] Todos los convidados se aterrorizaron, y levantándose de la mesa, se fue cada uno por su lado. [50] Adonías tuvo miedo de Salomón y fue a agarrarse a los salientes del altar. [51] Avisaron a Salomón: ---Adonías te tiene miedo y está agarrado a los salientes del altar, pidiendo que le jures hoy que no lo matarás. [52] Salomón dijo: ---Si se porta como un hombre de honor, no caerá a tierra ni un pelo suyo. Pero si se le sorprende en alguna falta, morirá. [53] El rey Salomón envió gente que lo bajara del altar. Adonías se presentó al rey Salomón, se postró ante él y el rey le dijo: ---Vete a casa.
Primer libro de los Reyes capítulo 2[1] Estando ya próximo a morir, David hizo estas recomendaciones a su hijo Salomón: [2] ---Yo emprendo el viaje de todos. ¡Ánimo, sé un hombre! [3] Guarda las consignas del Señor, tu Dios, caminando por sus sendas, guardando sus preceptos, mandatos, decretos y normas, como están escritos en la Ley de Moisés; para que tengas éxito en todas tus empresas, adondequiera que vayas; [4] para que el Señor cumpla la promesa que me hizo: Si tus hijos saben comportarse, procediendo sinceramente de acuerdo conmigo, con todo el corazón y con toda el alma, no te faltará un descendiente en el trono de Israel. [5] Ya sabes lo que me hizo Joab, hijo de Seruyá: lo que hizo a los dos generales israelitas, Abner, hijo de Ner, y Amasá, hijo de Yéter; cómo los asesinó vengando en plena paz sangre vertida en la guerra, una sangre que manchó mi uniforme y mis sandalias.[6] Haz lo que te dicte tu prudencia: no dejes que sus canas vayan en paz al otro mundo. [7] En cambio, perdona la vida a los hijos de Barzilay, el galaadita. Cuéntalos entre tus comensales, porque también ellos me atendieron cuando yo huía de tu hermano Absalón. [8] Tienes también a Semeí, hijo de Guerá, benjaminita, de Bajurín. Me maldijo cruelmente cuando me dirigía a Majnaym; después bajó al Jordán a recibirme, y yo le juré por el Señor que no lo mataría a espada. [9] Pero ahora no lo dejes impune. Eres inteligente y sabes lo que has de hacer con él para que sus canas vayan al otro mundo manchadas de sangre. [10] David fue a reunirse con sus antepasados y lo enterraron en la Ciudad de David. [11] Reinó en Israel cuarenta años: siete en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén. [12] Salomón le sucedió en el trono, y su reino se consolidó. [13] Adonías, hijo de Jaguit, fue a ver a Betsabé, madre de Salomón. Ella le preguntó: ---¿Vienes como amigo? Respondió: ---Sí. [14] Y añadió: ---Tengo que decirte una cosa. Betsabé contestó: ---Dila. [15] Entonces Adonías dijo: ---Tú sabes que la corona me correspondía a mí, y todo Israel esperaba verme rey; pero la corona se me ha escapado y ha ido a parar a mi hermano, porque el Señor se la había destinado. [16] Ahora voy a pedirte un favor, no me lo niegues. Ella le dijo: ---Habla. [17] Adonías pidió: ---Por favor, dile al rey Salomón --espero que no te lo niegue-- que me dé por esposa a la sunamita Abisag. [18] Betsabé contestó: ---Bien. Yo le hablaré al rey de tu asunto. [19] Betsabé fue al rey Salomón a hablarle de Adonías. El rey se levantó para recibirla y le hizo una inclinación; luego se sentó en el trono, mandó poner un trono para su madre, y Betsabé se sentó a su derecha. [20] Betsabé le habló: ---Voy a pedirte un pequeño favor, no me lo niegues. El rey le contestó: ---Madre, pide, no te lo negaré. [21] Ella siguió: ---Dale a Abisag, la sunamita, como esposa a tu hermano Adonías. [22] Pero el rey Salomón respondió: ---¿Y por qué pides a la sunamita Abisag para Adonías? ¡Podías pedir para él la corona! Porque es mi hermano, mayor que yo, y tiene de su parte al sacerdote Abiatar y a Joab, hijo de Seruyá. [23] Luego juró por el Señor: ---¡Que Dios me castigue si, al pedir eso, no ha atentado Adonías contra su propia vida! [24] ¡Por el Señor, que me ha asentado firmemente en el trono de mi padre, David, y que me ha dado una dinastía como lo había prometido, juro que hoy morirá Adonías! [25] El rey dio una orden, y Benayas, hijo de Yehoyadá, mató a Adonías. [26] Al sacerdote Abiatar el rey le dijo: ---Vete a Anatot, a tus tierras. Mereces la muerte, pero hoy no voy a matarte, porque llevaste el arca del Señor ante mi padre, David, y lo acompañaste en sus tribulaciones. [27] Así destituyó Salomón a Abiatar de su cargo sacerdotal, cumpliendo la profecía del Señor contra la familia de Elí, en Siló. [28] La noticia llegó a oídos de Joab, y como él se había pasado al partido de Adonías, aunque no había sido de Absalón, huyó a refugiarse en el santuario del Señor, y se agarró a los salientes del altar. [29] Pero cuando avisaron al rey Salomón que Joab se había refugiado en el santuario del Señor y que estaba junto al altar, Salomón le envió este mensaje: ---¿Qué te pasa que te refugias junto al altar? Joab respondió: ---Tuve miedo y he buscado asilo junto al Señor. Entonces Salomón ordenó a Benayas, hijo de Yehoyadá: ---¡Vete a matarlo! [30] Benayas entró en el santuario del Señor y dijo a Joab: ---El rey manda que salgas. Joab contestó: ---No. Quiero morir aquí. Benayas llevó al rey la respuesta de Joab, [31] y el rey le ordenó: ---Haz lo que dice. Mátalo y entiérralo. Así nos quitarás de encima a mí y a mi familia la sangre inocente que vertió Joab. [32] ¡Que el Señor haga recaer su sangre sobre su cabeza por haber matado a dos hombres más honrados y mejores que él, asesinándolos sin que lo supiera mi padre, David: Abner, hijo de Ner, general israelita, y Amasá, hijo de Yéter, general judío! [33] ¡Que la sangre de estos hombres caiga sobre Joab y su descendencia para siempre! ¡Y que la paz del Señor esté siempre con David, con sus descendientes, su casa y su trono! [34] Benayas, hijo de Yehoyadá, fue y mató a Joab; luego lo enterró en sus posesiones, en la estepa. [35] El rey puso a Benayas, hijo de Yehoyadá, al frente del ejército, en sustitución de Joab; al sacerdote Sadoc le dio el puesto de Abiatar. [36] El rey mandó llamar a Semeí, y le dijo: ---Constrúyete una casa en Jerusalén y quédate allí sin salir a ninguna parte. [37] El día que salgas y cruces el torrente Cedrón, sábete bien que morirás sin remedio, y tú serás responsable. [38] Semeí respondió: ---Está bien. Este servidor hará lo que ordene vuestra majestad. Semeí vivió en Jerusalén mucho tiempo. [39] Pero a los tres años se le escaparon dos esclavos y se pasaron a Aquís, hijo de Maacá, rey de Gat. Avisaron a Semeí: ---Tus esclavos están en Gat. [40] Entonces Semeí aparejó el burro y marchó a Gat, donde Aquís, en busca de los esclavos. Así que fue a Gat y se los trajo de allí. [41] Pero comunicaron a Salomón que Semeí había ido a Gat y había vuelto. [42] El rey lo mandó llamar, y le dijo: ---¿No te hice jurar por el Señor, advirtiéndote de que el día que salieras y marcharas a cualquier parte podías estar seguro de que morirías sin remedio? Y tú me dijiste que te parecía bien. [43] ¿Por qué no has cumplido lo que juraste por el Señor y la orden que te di? [44] Luego añadió: ---Tú sabes todo el daño que hiciste a mi padre David. ¡Que el Señor haga recaer tu maldad sobre ti! [45] Pero, ¡bendito el rey Salomón, y el trono de David permanezca ante el Señor por siempre! [46] Entonces el rey dio una orden a Benayas, hijo de Yehoyadá, que se adelantó y mató a Semeí. Así se consolidó el reino en manos de Salomón.
Primer libro de los Reyes capítulo 3[1] Salomón emparentó con el faraón de Egipto, casándose con una hija suya. La llevó a la Ciudad de David mientras terminaban las obras del palacio, del templo y de la muralla en torno a Jerusalén. [2] La gente seguía sacrificando en los altozanos, porque todavía no se había construido el templo en honor del Señor, [3] y aunque Salomón amaba al Señor, procediendo según las normas de su padre, David, sacrificaba y quemaba incienso en los altozanos. [4] El rey fue a Gabaón a ofrecer allí sacrificios, pues allí estaba la ermita principal. En aquel altar ofreció Salomón mil holocaustos. [5] En Gabaón el Señor se apareció aquella noche en sueños a Salomón, y le dijo: ---Pídeme lo que quieras. [6] Salomón respondió: ---Tú le hiciste una gran promesa a tu siervo, mi padre, David, porque procedió de acuerdo contigo, con lealtad, justicia y rectitud de corazón, y le has cumplido esa gran promesa dándole un hijo que se siente en su trono: es lo que sucede hoy. [7] Ahora, Señor, Dios mío, tú has hecho a tu siervo sucesor de mi padre, David; pero yo soy un muchacho que no sé valerme. [8] Tu siervo está en medio del pueblo que elegiste, un pueblo tan numeroso que no se puede contar ni calcular. [9] Enséñame a escuchar para que sepa gobernar a tu pueblo y discernir entre el bien y el mal; si no, ¿quién podrá gobernar a este pueblo tuyo tan grande? [10] Al Señor le pareció bien que Salomón pidiera aquello, [11] y le dijo: ---Por haber pedido esto, y no haber pedido una vida larga, ni haber pedido riquezas, ni haber pedido la vida de tus enemigos, sino inteligencia para acertar en el gobierno, [12] te daré lo que has pedido: una mente sabia y prudente, como no la hubo antes ni la habrá después de ti. [13] Y te daré también lo que no has pedido: riquezas y fama mayores que las de rey alguno. [14] Y si caminas por mis sendas, guardando mis preceptos y mandatos, como hizo tu padre, David, te daré larga vida. [15] Salomón despertó: había tenido un sueño. Entonces fue a Jerusalén, y en pie ante el arca de la alianza del Señor ofreció holocaustos y sacrificios de comunión y dio un banquete a toda la corte. [16] Por entonces acudieron al rey dos prostitutas; se presentaron ante él [17] y una de ellas dijo: ---Majestad, esta mujer y yo vivíamos en la misma casa; yo di a luz estando ella en la casa. [18] Y tres días después también esta mujer dio a luz. Estábamos juntas en casa, no había ningún extraño con nosotras, sólo nosotras dos. [19] Una noche murió el hijo de esta mujer, porque ella se recostó sobre él; [20] se levantó de noche y, mientras tu servidora dormía, tomó de mi lado a mi hijo y lo acostó junto a ella, y a su hijo muerto lo puso junto a mí. [21] Yo me incorporé por la mañana para dar el pecho a mi niño, y resulta que estaba muerto; me fijé bien y vi que no era el niño que yo había dado a luz. [22] Pero la otra mujer replicó: ---No. Mi hijo es el que está vivo, el tuyo es el muerto. Y así discutían ante el rey. [23] Entonces habló el rey: ---Ésta dice: Mi hijo es éste, el que está vivo; el tuyo es el muerto. Y esta otra dice: No, tu hijo es el muerto, el mío es el que está vivo. [24] Y ordenó: ---Dadme una espada. Le presentaron la espada, [25] y dijo: ---Partid en dos al niño vivo; dadle una mitad a una y otra mitad a la otra. [26] Entonces a la madre del niño vivo se le conmovieron las entrañas por su hijo y suplicó: ---¡Majestad, dale a ella el niño vivo, no lo matéis! Mientras que la otra decía: ---Ni para ti ni para mí. Que lo dividan. [27] Entonces el rey sentenció: ---Dadle a ésa el niño vivo, no lo matéis. ¡Ésa es su madre! [28] Todo Israel se enteró de la sentencia que había pronunciado el rey, y respetaron al rey, viendo que poseía una sabiduría sobrehumana para administrar justicia.
Primer libro de los Reyes capítulo 4[1] El rey Salomón reinó sobre todo Israel. [2] Lista de los miembros de su Gobierno: Azarías, hijo de Sadoc, sumo sacerdote; [3] Elijóref y Ajías, hijos de Sisá, secretarios; Josafat, hijo de Ajilud, heraldo; [4] Benayas, hijo de Yehoyadá, ministro del Ejército; [5] Azarías, hijo de Natán, ministro del Interior; Zabud, hijo de Natán, del consejo privado del rey; [6] Ajisar, mayordomo de palacio; Adonirán, hijo de Abdá, encargado de las brigadas de trabajadores. [7] Salomón tenía doce gobernadores en todo Israel, ellos abastecían al rey y a su casa, un mes al año cada uno. [8] Sus nombres eran éstos: El hijo de Jur, en la serranía de Efraín. [9] El hijo de Déquer, en Macás, Salbín, Bet-Semes y Ayalón, hasta Bet-Janán. [10] El hijo de Jésed, en Arubbot; entraban en su jurisdicción Sokó y la región de Jéfer. [11] El hijo de Abinadab, casado con Tafat, hija de Salomón, en todo el distrito de Dor. [12] Baaná, hijo de Ajilud, en Taanac y Meguido, hasta más allá de Yocneán; todo Beisán, al lado de Yezrael, desde Beisán hasta Abel Mejolá, junto a Sartán. [13] El hijo de Gueber, en Ramot de Galaad; entraban en su jurisdicción las villas de Yaír, hijo de Manasés, en Galaad, y la región de Argob, en Basán; sesenta grandes ciudades amuralladas, con cerrojos de bronce. [14] Ajinadab, hijo de Idó, en Majnaym. [15] Ajimás, en Neftalí; también éste se casó con una hija de Salomón, con Bosmat.[16] Baaná, hijo de Jusay, en Aser y Baalot. [17] Josafat, hijo de Faruj, en Isacar. [18] Semeí, hijo de Elá, en Benjamín. [19] Gueber, hijo de Urí, en la región de Gad, la región de Sijón, rey amorreo, y de Og, rey de Basán. Había también un gobernador en la región de Judá. [20] Israelitas y judíos eran numerosos, como la arena de la playa. Tenían qué comer y qué beber y podían descansar.
Primer libro de los Reyes capítulo 5[1] Salomón tenía poder sobre todos los reinos, desde el Éufrates hasta la región filistea y la frontera de Egipto. Mientras vivió le pagaron tributo y fueron sus vasallos. [2] Los víveres que recibía diariamente eran trescientas fanegas de flor de harina, seiscientas de harina ordinaria, [3] diez bueyes cebados, veinte toros y cien ovejas, aparte de los ciervos, gacelas, corzos y las aves de corral. [4] Porque su poder se extendía al otro lado del Éufrates, desde Tapsaco hasta Gaza, sobre todos los reyes del otro lado del río, y había paz en todas sus fronteras. [5] Mientras vivió Salomón, Judá e Israel vivieron tranquilos, cada cual bajo su parra y su higuera, desde Dan hasta Berseba. [6] Salomón tenía cuadras para cuatro mil caballos de tiro y doce mil de montar. [7] Los gobernadores mencionados, proveían al rey Salomón y a los que comían a expensas del rey, cada uno un mes, de modo que no faltase nada. [8] También suministraban cebada y paja para los caballos de tiro y de montar, cada gobernador desde su puesto, cuando le tocaba. [9] Dios concedió a Salomón una sabiduría e inteligencia extraordinarias y una mente abierta como las playas junto al mar. [10] La sabiduría de Salomón superó a la de los sabios de Oriente y de Egipto. [11] Fue más sabio que ninguno, más que Etán, el ezrajita, más que los rapsodas Hemán, Calcol y Dardá, hijos de Majol. Y se hizo famoso en todos los países vecinos. [12] Compuso tres mil proverbios y mil cinco canciones. [13] Disertó sobre botánica, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que crece en la pared. Disertó también sobre cuadrúpedos y aves, reptiles y peces. [14] De todas las naciones venían a escuchar al sabio Salomón, de todos los reinos del mundo que oían hablar de su sabiduría. [15] Cuando Jirán, rey de Tiro, se enteró de que Salomón había sucedido a su padre en el trono, le mandó una embajada, porque Jirán había sido siempre aliado de David. [16] Salomón le contestó: [17] ---Tú sabes que mi padre, David, no pudo construir un templo en honor del Señor, su Dios, debido a las guerras en que se vio envuelto, mientras el Señor iba poniendo a sus enemigos bajo sus pies. [18] Ahora el Señor, mi Dios, me ha dado paz en todo el territorio: no tengo adversarios ni problemas graves.[19] He pensado construir un templo en honor del Señor, mi Dios, como dijo el Señor a mi padre, David: Tu hijo, al que haré sucesor tuyo en el trono, será quien construya un templo en mi honor. [20] Ahora, manda que me corten cedros del Líbano. Mis esclavos irán con los tuyos; te pagaré el jornal que determines para tus esclavos, ya sabes que nosotros no tenemos taladores tan expertos como los fenicios. [21] Al oír Jirán la petición de Salomón se llenó de alegría, y exclamó: ---¡Bendito sea hoy el Señor, que ha dado a David un hijo sabio al frente de tan gran nación! [22] Luego despachó esta respuesta para Salomón: ---He oído tu petición. Cumpliré tus deseos, enviando madera de cedro y de abeto; [23] mis esclavos bajarán los troncos del Líbano al mar; los remolcarán por mar en balsas, hasta donde tú nos digas, allí desharemos las balsas y tú los subes. Por tu parte, cumple mis deseos abasteciendo mi palacio. [24] Jirán dio a Salomón toda la madera de cedro y de abeto que quiso Salomón, [25] y éste dio a Jirán veinte mil fanegas de trigo para la manutención de su palacio, más veinte mil cántaros de aceite virgen. Era lo que Salomón mandaba a Jirán anualmente. [26] El Señor, según su promesa, concedió sabiduría a Salomón. Jirán y Salomón firmaron un tratado de paz. [27] El rey Salomón reclutó trabajadores en todo Israel: salieron treinta mil hombres. [28] Los mandó al Líbano por turnos, diez mil cada mes: un mes en el Líbano y dos en casa. Adonirán estaba al frente de los trabajadores. [29] Salomón tenía también setenta mil cargadores y ochenta mil canteros en la montaña, [30] aparte de los capataces de las obras, en número de tres mil trescientos, que mandaban a los obreros. [31] El rey ordenó extraer grandes bloques de piedra de calidad para hacer los cimientos del templo con sillares. [32] Los obreros de Salomón, los de Jirán y los de Biblos labraban la piedra y preparaban la madera y la piedra para construir el templo.
Primer libro de los Reyes capítulo 6[1] El año cuatrocientos ochenta de la salida de Egipto, el año cuarto del reinado de Salomón en Israel, en el mes de mayo, o sea el mes segundo, Salomón empezó a construir el templo del Señor. [2] El templo del Señor construido por Salomón medía treinta metros de largo, diez de ancho y quince de alto. [3] El vestíbulo ante la nave del templo ocupaba diez metros a lo ancho del edificio y cinco en profundidad. [4] En el templo hizo ventanales con marcos y celosías. [5] Y todo alrededor, adosado a los muros del templo, construyó un anexo, rodeando la nave y el santuario con pisos: [6] el piso bajo medía dos metros y medio de ancho; el piso intermedio, tres metros de ancho; el tercero, tres metros y medio de ancho; porque había hecho alrededor del templo, por fuera, unas ménsulas, para no tener que empotrar las vigas en los muros del templo. [7] El templo se construyó con piedra labrada ya en la cantera; así durante las obras no se oyeron en el templo martillos, hachas ni herramientas. [8] La entrada del piso bajo estaba en la fachada sur del templo, y por escaleras de caracol se subía al piso segundo, y de éste al tercero. [9] Salomón remató la construcción del templo recubriéndolo con un artesonado de cedro. [10] Hizo una galería adosada a todo el edificio, de dos metros y medio de altura, unida al templo por vigas de cedro. [11] El Señor habló a Salomón:[12] ---Por este templo que estás construyendo, si caminas según mis mandatos, pones en práctica mis decretos y cumples todos mis preceptos, caminando conforme a ellos, yo te cumpliré la promesa que hice a tu padre, David: [13] habitaré entre los israelitas y no abandonaré a mi pueblo Israel. [14] Cuando Salomón acabó la construcción del templo, [15] revistió los muros interiores con madera de cedro, desde el suelo hasta el artesonado; [16] revistió de madera todo el interior; el suelo lo cubrió con tablas de abeto; los diez metros del fondo los recubrió con tablas de cedro, desde el suelo hasta las vigas del techo, y lo destinó a camarín o santísimo. [17] El templo, es decir, la nave delante del camarín, medía veinte metros. [18] El cedro del interior del templo llevaba bajorrelieves de guirnaldas con frutos y flores; todo era de cedro, no se veían lo sillares.[19] El camarín, en el fondo del templo, lo destinó para colocar allí el arca de la alianza del Señor. [20] El camarín medía diez metros de largo, diez de ancho y diez de alto; lo revistió de oro puro. [21] Hizo un altar de cedro ante el camarín y lo revistió de oro. [22] Revistió de oro todo el templo, hasta el último hueco. [23] Para el camarín talló dos querubines en madera de acebuche: medían cinco metros de altura. [24] Las alas del primero medían dos metros y medio cada una, en total cinco metros de envergadura;[25] el otro querubín medía también cinco metros. Así que los querubines tenían las mismas dimensiones y la misma forma; [26] los dos medían cinco metros de altura. [27] Salomón los colocó en medio del recinto interior, con las alas extendidas, de forma que sus alas exteriores llegaban a los dos muros, mientras que las alas interiores se tocaban una a otra en el centro del recinto. [28] Y revistió de oro los querubines. [29] Sobre los muros del templo, en el camarín y en la nave, todo alrededor, esculpió bajorrelieves de querubines, palmas y guirnaldas de flores. [30] El pavimento del templo, tanto el del camarín como el de la nave, lo revistió de oro. [31] Para la entrada del camarín hizo las puertas de madera de acebuche, con jambas abocinadas de cinco entrantes. [32] Sobre las puertas de madera de acebuches esculpió bajorrelieves de querubines, palmas y guirnaldas de flores, y los recubrió de oro, revistiendo con panes de oro el relieve de los querubines y las palmas. [33] Para la entrada de la nave hizo también jambas abocinadas con cuatro entrantes en madera de acebuche, [34] y dos puertas en madera de abeto, cada una con dos hojas giratorias; [35] sobre ellas esculpió querubines, palmas y guirnaldas de flores, y los recubrió de oro, bien aplicado a los relieves. [36] Construyó el atrio interior con tres hileras de sillares y una de vigas de cedro. [37] El año cuarto, en el mes de mayo, echó los cimientos del templo, [38] y en el año once, en el mes de noviembre, o sea el mes octavo, terminó todos los detalles, según el proyecto. Lo construyó en siete años.
Primer libro de los Reyes capítulo 7[1] En cuanto a su palacio, Salomón empleó trece años en terminarlo. [2] Construyó el salón llamado Bosque del Líbano: medía cincuenta metros de largo, veinticinco de ancho y quince de alto, con tres series de columnas de cedro, que sostenían vigas de cedro. [3] Sobre las vigas que iban encima de las columnas --cuarenta y cinco columnas en total, quince en cada serie-- puso una techumbre de cedro. [4] Había tres series de ventanas con celosías, unas frente a otras, de tres en tres. [5] Todas las puertas y ventanas tenían un marco rectangular, unas frente a otras, de tres en tres. [6] Construyó el Pórtico de las Columnas, de veinticinco metros de largo por quince de ancho, y delante de él otro pórtico con columnas y un voladizo delante. [7] Hizo el Salón del Trono o Audiencia, donde administraba justicia; lo recubrió con madera de cedro, desde el piso hasta el artesonado. [8] Su residencia personal, en otro atrio dentro del pórtico, era de un estilo parecido. Hizo también otro palacio parecido al pórtico, para la hija del faraón, con la que se había casado. [9] Desde los cimientos hasta la cornisa todo estaba hecho con sillares magníficos, labrados a escuadra, serradas la cara interna y la externa.[10] Los cimientos eran de grandes bloques de piedra de calidad, de cinco por cuatro metros, [11] y encima piedras especiales labradas a escuadra y madera de cedro. [12] El gran atrio tenía tres hileras de sillares y una de vigas de cedro, lo mismo que el atrio interior del templo y el vestíbulo del palacio. [13] El rey Salomón mandó a buscar a Jirán de Tiro. [14] Este Jirán era hijo de una viuda de la tribu de Neftalí y de padre fenicio. Trabajaba el bronce, era un artesano muy experto y hábil para cualquier trabajo en bronce. Se presentó al rey Salomón y ejecutó todos sus encargos. [15] Hizo dos columnas de bronce de nueve metros de alto y seis de perímetro cada una, medidos a cordel. [16] Para rematarlas hizo dos capiteles de bronce fundido, de dos metros y medio de alto cada uno. [17] Y para adornar los capiteles hizo dos trenzados en forma de cadena, uno para cada capitel. [18] Luego hizo las granadas: dos series rodeando cada trenzado, para cubrir el capitel que remataba cada columna [19] Los capiteles de las columnas tenían todos forma de azucena. Cuatrocientas granadas en total, [20] doscientas en torno a cada capitel--, puestas encima, junto a la moldura que seguía el trenzado. [21] Erigió las columnas en el pórtico del templo. Cuando levantó la columna de la derecha la llamó Firme; luego la de la izquierda, y la llamó Fuerte. [22] Así terminó el encargo de las columnas. [23] Hizo también un depósito de metal fundido: medía cinco metros de diámetro; era todo redondo, de dos metros y medio de alto y quince de perímetro, medidos a cordel. [24] Por debajo del borde, todo alrededor, daban la vuelta al depósito dos series de motivos vegetales, con veinte frutas en cada metro, fundidas con el depósito en una sola pieza. [25] El depósito descansaba sobre doce toros, que miraban tres al norte, tres a poniente, tres al sur y tres a levante; tenían los cuartos traseros hacia dentro. Encima de ellos iba el depósito. [26] Su espesor era de ocho centímetros, y su borde como el de un cáliz de azucena. Su capacidad era de unos ochenta mil litros. [27] También fabricó diez palanganeros de bronce, de dos metros de largo por dos de ancho y uno y medio de alto cada uno, [28] hechos de esta forma: iban revestidos con paneles enmarcados en una estructura metálica; [29] sobre esos paneles había leones, toros y querubines, y sobre el marco, por encima y por debajo de los leones y los toros, iban guirnaldas colgantes. [30] Cada palanganero tenía cuatro ruedas de bronce, con ejes también de bronce; las patas remataban arriba en unos soportes de metal fundido sobre los que iba el aguamanil, rebasando las guirnaldas. [31] Dentro de los soportes se abría una embocadura, y medio metro más abajo, una embocadura redonda, de setenta y cinco centímetros de diámetro, y por debajo, la embocadura de los paneles, con bajorrelieves, cuadrada, no redonda. [32] Las cuatro ruedas estaban bajo los paneles y los ejes de las ruedas estaban fijos al palanganero; cada rueda medía setenta y cinco centímetros de diámetro, [33] y eran como las ruedas de un carro: los ejes, las llantas, los radios, el cubo, todo era de fundición. [34] Los cuatro soportes en los cuatro ángulos de cada palanganero formaban una sola pieza con la base. [35] La parte superior del palanganero remataba en una pieza circular de setenta y cinco centímetros de altura, formando una misma pieza con el armazón y los paneles. [36] Sobre las planchas del armazón y los paneles, según el espacio disponible, grabó querubines, leones y palmas, con guirnaldas alrededor. [37] Así hizo los diez palanganeros de metal fundido, con el mismo molde, las mismas medidas y el mismo diseño para todas. [38] Luego hizo diez aguamaniles de bronce, uno por cada palanganero, con una capacidad de ciento sesenta litros cada uno. [39] Puso cinco palanganeros en la parte sur del templo y cinco en la parte norte; el depósito lo puso en la parte sur del templo. [40] Jirán hizo también los barreños, los ceniceros, los aspersorios. Así ultimó todos los encargos de Salomón para el templo del Señor: [41] las dos columnas, las dos esferas de los capiteles que remataban las columnas, las dos guirnaldas para cubrir esas esferas, [42] las cuatrocientas granadas para las dos guirnaldas --dos series de granadas en cada guirnalda--, [43] los diez palanganeros y los diez aguamaniles, [44] el depósito sobre los doce toros, [45] los calderos, paletas y aspersorios. Todos los utensilios que Jirán hizo al rey Salomón para el templo eran de bronce bruñido. [46] Los fundió en el valle del Jordán, junto al vado de Adamá, entre Sucot y Sartán. [47] Salomón colocó todos esos objetos. Eran tantos, que no se comprobó el peso del bronce. [48] También hizo Salomón todos los demás utensilios del templo: el altar de oro, la mesa de oro sobre la que se ponían los panes presentados, [49] los candelabros de oro puro, cinco a la derecha y cinco a la izquierda del camarín, con sus cálices, lámparas y tenazas de oro, [50] las palanganas, cuchillos, aspersorios, bandejas, incensarios de oro puro y los quicios de oro para las puertas del camarín y de la nave. [51] Cuando se terminaron todos los encargos del rey para el templo, Salomón hizo traer las ofrendas de su padre, David: plata, oro y vasos, y las depositó en el tesoro del templo.
Primer libro de los Reyes capítulo 8[1] Entonces Salomón convocó a palacio, en Jerusalén, a los concejales de Israel, a los jefes de tribu y a los cabezas de familia de los israelitas para trasladar el arca de la alianza del Señor desde la Ciudad de David --o sea, Sión--. [2] Todos los israelitas se congregaron en torno al rey Salomón en el mes de octubre, el mes séptimo, en la fiesta de las Chozas. [3] Cuando llegaron todos los concejales a Israel, los sacerdotes cargaron con el arca del Señor, [4] y los sacerdotes levitas llevaron la tienda del encuentro, más los utensilios del culto que había en la tienda. [5] El rey Salomón, acompañado de toda la asamblea de Israel reunida con él ante el arca, sacrificaba una cantidad incalculable de ovejas y bueyes. [6] Los sacerdotes llevaron el arca de la alianza del Señor a su sitio, al camarín del templo --al Santísimo--, bajo las alas de los querubines, [7] pues los querubines extendían las alas sobre el sitio del arca y cubrían el arca y los varales por encima. [8] Los varales eran lo bastante largos como para que se viera el remate desde la nave, delante del camarín, pero no desde fuera. Y allí se conservan actualmente. [9] En el arca sólo estaban las dos tablas de piedra que colocó allí Moisés en el Horeb, cuando el Señor pactó con los israelitas, al salir de Egipto, [10] Cuando los sacerdotes salieron de la nave, la nube llenó el templo, [11] de forma que los sacerdotes no podían seguir oficiando a causa de la nube, porque la Gloria del Señor llenaba el templo. [12] Entonces Salomón dijo: ---El Señor puso el sol en el cielo, el Señor quiere habitar en la tiniebla,[13] y yo te he construido un palacio, un sitio donde vivas para siempre. [14] Luego se volvió y bendijo a toda la asamblea de Israel mientras ésta permanecía de pie [15] y dijo: ---¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel! Que a mi padre, David, con la boca se lo prometió y con la mano se lo cumplió: [16] Desde el día que saqué de Egipto a mi pueblo, Israel, no elegí ninguna ciudad de las tribus de Israel para hacerme un templo donde residiera mi Nombre, sino que elegí a David para que estuviese al frente de mi pueblo, Israel. [17] Mi padre, David, pensó edificar un templo en honor del Señor, Dios de Israel, [18] y el Señor le dijo: Ese proyecto que tienes de construir un templo en mi honor haces bien en tenerlo; [19] sólo que tú no construirás ese templo, sino que un hijo de tus entrañas será quien construya ese templo en mi honor. [20] El Señor ha cumplido la promesa que hizo: yo he sucedido en el trono de Israel a mi padre, David, como lo prometió el Señor, y he construido este templo en honor del Señor, Dios de Israel. [21] Y en él he fijado un sitio para el arca, donde se conserva la alianza que el Señor pactó con nuestros padres cuando los sacó de Egipto. [22] Salomón, en pie ante el altar del Señor, en presencia de toda la asamblea de Israel, extendió las manos al cielo [23] y dijo: ---¡Señor, Dios de Israel! Ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay un Dios como tú, fiel a la alianza con tus vasallos, si proceden de todo corazón como tú quieres; [24] que a mi padre, David, tu siervo, le has mantenido la palabra: con tu boca se lo prometiste, con la mano se lo cumples hoy. [25] Ahora, pues, Señor, Dios de Israel, mantén en favor de tu servidor, mi padre, David, la promesa que le hiciste: No te faltará en mi presencia un descendiente en el trono de Israel, a condición de que tus hijos sepan comportarse procediendo de acuerdo conmigo, como has procedido tú. [26] Ahora, pues, Dios de Israel, confirma la promesa que hiciste a mi padre, David, siervo tuyo. [27] Aunque, ¿es posible que Dios habite en la tierra? Si no cabes en el cielo y lo más alto del cielo, ¡cuánto menos en este templo que he construido! [28] Vuelve tu rostro a la oración y súplica de tu siervo. Señor, Dios mío, escucha el clamor y la oración que te dirige hoy tu servidor. [29] Día y noche estén tus ojos abiertos sobre este templo, sobre el sitio donde quisiste que residiera tu Nombre. ¡Escucha la oración que tu siervo te dirige en este sitio! [30] Escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo, Israel, cuando recen en este sitio; escucha tú desde tu morada del cielo, escucha y perdona. [31] Cuando uno peque contra otro, si se le exige juramento y viene a jurar ante tu altar en este templo, [32] escucha tú desde el cielo y haz justicia a tus siervos: condena al culpable dándole su merecido y absuelve al inocente pagándole según su inocencia. [33] Cuando los de tu pueblo, Israel, sean derrotados por el enemigo, por haber pecado contra ti, si se convierten a ti y te confiesan su pecado, y rezan y suplican en este templo, [34] escucha tú desde el cielo y perdona el pecado de tu pueblo, Israel, y hazlos volver a la tierra que diste a sus padres. [35] Cuando, por haber pecado contra ti, se cierre el cielo y no haya lluvia, si rezan en este lugar, te confiesan su pecado y se arrepienten cuando tú los afliges, [36] escucha tú desde el cielo y perdona el pecado de tu siervo, tu pueblo, Israel, mostrándole el buen camino que deben seguir y envía la lluvia a la tierra que diste en heredad a tu pueblo. [37] Cuando en el país haya hambre, peste, sequía y añublo, langostas y saltamontes; cuando el enemigo cierre el cerco en torno a alguna de sus ciudades; en cualquier calamidad o enfermedad, [38] si uno cualquiera o todo tu pueblo, Israel, ante los remordimientos de su conciencia, extiende las manos hacia este templo y te dirige oraciones y súplicas, [39] escúchalas tú desde el cielo, donde moras, perdona y actúa, paga a cada uno según su conducta, tú que conoces el corazón, porque sólo tú conoces el corazón humano; [40] así te respetarán mientras vivan en la tierra que tú diste a nuestros padres. [41] También el extranjero, que no pertenece a tu pueblo, Israel, cuando venga de un país lejano atraído por tu fama [42] --porque oirán hablar de tu gran fama, de tu mano fuerte y tu brazo extendido, cuando venga a rezar en este templo--, [43] escúchalo tú desde el cielo, donde moras; haz lo que te pida, para que todas las naciones del mundo conozcan tu fama y te teman como tu pueblo, Israel, y sepan que tu nombre ha sido invocado en este templo que he construido. [44] Cuando tu pueblo salga en campaña contra el enemigo, por el camino que les señales, si rezan al Señor vueltos hacia la ciudad que has elegido y al templo que he construido en tu honor, [45] escucha tú desde el cielo su oración y súplica y hazles justicia.[46] Cuando pequen contra ti --porque nadie está libre de pecado-- y tú, irritado contra ellos, los entregues al enemigo, y los vencedores los destierren a un país enemigo, lejano o cercano, [47] si en el país donde vivan deportados reflexionan y se convierten, y en el país de los vencedores te suplican, diciendo: Hemos pecado, hemos faltado, somos culpables, [48] si en el país de los enemigos que los hayan deportado se convierten a ti con todo el corazón y con toda el alma, y te rezan vueltos hacia la tierra que habías dado a sus padres, hacia la ciudad que elegiste y el templo que he construido en tu honor, [49] escucha tú desde el cielo, donde moras, su oración y súplica y hazles justicia; [50] perdona a tu pueblo los pecados cometidos contra ti, sus rebeliones contra ti, haz que sus vencedores se compadezcan de ellos, [51] porque son tu pueblo y tu heredad, los que sacaste de Egipto, del horno de hierro. [52] Ten los ojos abiertos ante la súplica de tu siervo, ante la súplica de tu pueblo, Israel, para atenderlos siempre que te invoquen. [53] Pues tú los separaste para ti de entre todas las naciones del mundo a fin de que fueran tu heredad, como lo dijiste tú mismo, Señor, por medio de tu siervo Moisés, cuando sacaste de Egipto a nuestros padres. [54] Cuando Salomón terminó de rezar esta oración y esta súplica al Señor, se levantó de delante del altar del Señor, donde estaba arrodillado con las manos extendidas hacia el cielo. [55] Y puesto en pie, bendijo en voz alta a toda la asamblea israelita, diciendo: [56] ---¡Bendito sea el Señor, que ha dado el descanso a su pueblo, Israel, conforme a sus promesas! No ha fallado ni una sola de las promesas que nos hizo por medio de su siervo Moisés. [57] Que el Señor, nuestro Dios, esté con nosotros, como estuvo con nuestros padres; que no nos abandone ni nos rechace. [58] Que incline hacia él nuestro corazón, para que sigamos todos sus caminos y guardemos los preceptos, mandatos y decretos que dio a nuestros padres. [59] Que las palabras de esta súplica hecha ante el Señor permanezcan junto al Señor, nuestro Dios, día y noche, para que haga justicia a su siervo y a su pueblo, Israel, según la necesidad de cada día. [60] Así sabrán todas las naciones del mundo que el Señor es el Dios verdadero, y no hay otro; [61] y vuestro corazón será totalmente del Señor, nuestro Dios, siguiendo sus preceptos y guardando sus mandamientos, como hacéis hoy. [62] El rey, y todo Israel con él, ofrecieron sacrificios al Señor. [63] Salomón inmoló, como sacrificio de comunión en honor del Señor, veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. Así dedicaron el templo el rey y todos los israelitas. [64] Aquel día consagró el rey el atrio interior que hay delante del templo, ofreciendo allí los holocaustos, las ofrendas y la grasa de los sacrificios de comunión; pues sobre el altar de bronce que estaba ante el Señor no cabían los holocaustos, las ofrendas y la grasa de los sacrificios de comunión. [65] En aquella ocasión, Salomón, con todo Israel, celebró la fiesta ante el Señor, nuestro Dios, durante siete días. Acudió al templo que había construido un gentío inmenso, venido desde el paso de Jamat hasta el río de Egipto. Comieron y bebieron e hicieron fiesta cantando himnos al Señor, nuestro Dios. [66] Al octavo día Salomón despidió a la gente, y ellos dieron gracias al rey. Marcharon a sus casas alegres y contentos por todos los beneficios que el Señor había hecho a su siervo David y a su pueblo, Israel.
Primer libro de los Reyes capítulo 9[1] Cuando Salomón terminó el templo, el palacio real y todo cuanto quería y deseaba, [2] el Señor se le apareció otra vez, como en Gabaón, [3] y le dijo: ---He escuchado la oración y súplica que me has dirigido. Consagro este templo que has construido, para que en él resida mi Nombre por siempre; siempre estarán en él mi corazón y mis ojos. [4] En cuanto a ti, si procedes de acuerdo conmigo como tu padre, David, con corazón íntegro y recto, haciendo exactamente lo que te mando y cumpliendo mis mandatos y preceptos, [5] conservaré tu trono real en Israel perpetuamente, como le prometí a tu padre, David: No te faltará un descendiente en el trono de Israel. [6] Pero si vosotros o vuestros hijos apostatáis, o no guardáis los preceptos y mandatos que os he dado, y vais a dar culto a otros dioses y los adoráis, [7] borraré a Israel de la tierra que yo le di, rechazaré el templo que he consagrado a mi Nombre e Israel será el refrán y la burla de todas las naciones. [8] Este templo será un montón de ruinas; los que pasen se asombrarán y silbarán, comentando: ¿Por qué ha tratado así el Señor a este país y a este templo? [9] Y les dirán: Porque abandonaron al Señor, su Dios, que había sacado a sus padres de Egipto; porque se aferraron a otros dioses, los adoraron y les dieron culto; por eso el Señor les ha echado encima esta catástrofe. [10] Salomón construyó los dos edificios, el templo y el palacio, durante veinte años, [11] con la ayuda de Jirán, rey de Tiro, que le proporcionó madera de cedro y abeto y todo el oro que quiso. Al terminar, el rey Salomón dio a Jirán veinte villas en la provincia de Galilea. [12] Jirán salió de Tiro a visitar las poblaciones que le daba Salomón, pero no le gustaron, [13] y protestó: ---¿Vaya villas que me das, hermano? Las llamó Eres Cabul, y así se llama hoy aquella región. [14] Jirán había mandado al rey Salomón cuatro mil kilos de oro. [15] Modo como reclutó el rey Salomón trabajadores para construir el templo, el palacio, el terraplén, la muralla de Jerusalén, Jasor, Meguido y Guézer [16] --el faraón, rey de Egipto, se había apoderado de Guézer, la había incendiado y degollado a los cananeos que la habitaban; luego se la dio como dote a su hija, la esposa de Salomón, [17] y éste la reconstruyó--, Bet-Jorón de Abajo, [18] Baalat, Tamar de la Estepa, [19] todos los centros de avituallamiento que tenía Salomón, las ciudades con cuarteles de caballería y carros y cuanto quiso construir en Jerusalén, en el Líbano y en todas las tierras de su imperio. [20] Salomón hizo primero una leva de trabajadores forzados no israelitas [21] entre los descendientes que quedaban todavía de los amorreos, hititas, fereceos, heveos y jebuseos --pueblos que los israelitas no habían podido exterminar--. [22] A los israelitas no les impuso trabajos forzados, sino que le servían como soldados, funcionarios, jefes y oficiales de carros y caballería. [23] Los jefes y capataces de las obras, que mandaban a los obreros, eran quinientos cincuenta. [24] Una vez que la hija del faraón pasó de la Ciudad de David al palacio que le había construido Salomón, entonces se hizo el terraplén. [25] Salomón ofrecía tres veces al año holocaustos y sacrificios de comunión sobre el altar que había construido al Señor, y quemaba perfumes ante el Señor, y mantenía el templo en buen estado. [26] El rey Salomón construyó una flota en Esión Gueber, junto a Eilat, en la costa del Mar Rojo, en el país de Edom. [27] Jirán envió como tripulantes esclavos suyos, marineros expertos, junto con los esclavos de Salomón. [28] Llegaron a Ofir y le trajeron de allí al rey Salomón unos quince mil kilos de oro.
Primer libro de los Reyes capítulo 10[1] La reina de Sabá oyó la fama de Salomón y fue a desafiarlo con enigmas. [2] Llegó a Jerusalén con una gran caravana de camellos cargados de perfumes y oro en gran cantidad y piedras preciosas. Entró en el palacio de Salomón y le propuso todo lo que pensaba. [3] Salomón resolvió todas sus consultas; no hubo una cuestión tan oscura que el rey no pudiera resolver. [4] Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón, la casa que había construido, [5] los manjares de su mesa, toda la corte sentada a la mesa, los camareros con sus uniformes sirviendo, las bebidas, los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor, se quedó asombrada, [6] y dijo al rey: ---¡Es verdad lo que me contaron en mi país de ti y tu sabiduría! [7] Yo no quería creerlo; pero ahora que he venido y lo veo con mis propios ojos, resulta que no me habían dicho ni la mitad. En sabiduría y riquezas superas todo lo que yo había oído. [8] ¡Dichosa tu gente, dichosos los cortesanos, que están siempre en tu presencia aprendiendo de tu sabiduría! [9] ¡Bendito sea el Señor, tu Dios, que, por el amor eterno que tiene a Israel, te ha elegido para colocarte en el trono de Israel y te ha nombrado rey para que gobiernes con justicia! [10] La reina regaló al rey cuatro mil kilos de oro, gran cantidad de perfumes y piedras preciosas. Nunca llegaron tantos perfumes como los que la reina de Sabá regaló al rey Salomón. [11] La flota de Jirán, que transportaba el oro de Ofir, trajo también madera de sándalo en gran cantidad y piedras preciosas. [12] Con la madera de sándalo el rey hizo balaustradas para el templo del Señor y el palacio real y cítaras y arpas para los cantores. Nunca llegó madera de sándalo como aquélla ni se ha vuelto a ver hasta hoy.[13] Por su parte, el rey Salomón regaló a la reina de Sabá todo lo que a ella se le antojó, aparte de lo que el mismo rey Salomón, con su esplendidez, le regaló. Después ella y su séquito emprendieron el viaje de vuelta a su país. [14] El oro que recibía Salomón al año eran veintitrés mil trescientos kilos, [15] sin contar el proveniente de impuestos a los comerciantes, al tránsito de mercancías y a los reyes de Arabia y gobernadores del país. [16] El rey Salomón hizo doscientos escudos de oro batido, gastando seis kilos y medio en cada uno, [17] y trescientas adargas de oro batido, gastando medio kilo de oro en cada una; los puso en el salón llamado Bosque del Líbano. [18] Hizo un gran trono de marfil recubierto de oro fino: [19] tenía seis gradas, la cabecera del respaldo redonda, brazos a ambos lados del asiento, dos leones de pie junto a los brazos [20] y doce leones de pie a ambos lados de las gradas; nunca se había hecho cosa igual en ningún reino. [21] Toda la vajilla del rey Salomón era de oro y todo el ajuar del salón Bosque del Líbano era de oro puro; nada de plata, a la que en tiempo de Salomón no se le daba importancia; [22] porque el rey tenía en el mar una flota mercante, junto con la flota de Jirán, y cada tres años llegaban las naves cargadas de oro, plata, marfil, monos y pavos reales. [23] En riqueza y sabiduría, el rey Salomón superó a todos los reyes de la tierra.[24] De todo el mundo venían a visitarlo, para aprender de la sabiduría de que Dios lo había llenado. [25] Y cada cual traía su obsequio: vajillas de plata y oro, mantos, armas y aromas, caballos y mulos. Y así todos los años. [26] Salomón juntó carros y caballos. Llegó a tener mil cuatrocientos carros y doce mil caballos. Los acantonó en las ciudades con cuarteles de carros y en Jerusalén, cerca del palacio. [27] Salomón consiguió que en Jerusalén la plata fuera tan corriente como las piedras y los cedros como los sicómoros de la Sefela. [28] Los caballos de Salomón provenían de Cilicia, donde los tratantes del rey los compraban al contado. [29] Cada carro importado de Egipto valía seiscientos pesos. Un caballo valía ciento cincuenta, y lo mismo los importados de los reinos hititas y de los reinos sirios.
Primer libro de los Reyes capítulo 11[1] Pero el rey Salomón se enamoró de muchas mujeres extranjeras, además de la hija del faraón: moabitas, amonitas, edomitas, fenicias e hititas, [2] de las naciones de quienes había dicho el Señor a los de Israel: No os unáis con ellas ni ellas con vosotros, porque os desviarán el corazón tras sus dioses. Salomón se enamoró perdidamente de ellas; [3] tuvo setecientas esposas y trescientas concubinas. [4] Y así, cuando llegó a viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras dioses extranjeros; su corazón ya no perteneció por entero al Señor, como el corazón de David, su padre. [5] Salomón siguió a Astarté, diosa de los fenicios; a Milcom, ídolo de los amonitas. [6] Hizo lo que el Señor reprueba; no siguió plenamente al Señor, como su padre, David. [7] Entonces construyó en el monte que se alza frente a Jerusalén una ermita a Camós, ídolo de Moab, y a Milcom, ídolo de los amonitas. [8] Lo mismo hizo para sus mujeres extranjeras, que quemaban incienso y sacrificaban en honor de sus dioses. [9] El Señor se encolerizó contra Salomón, porque había desviado su corazón del Señor, Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, [10] y que precisamente le había prohibido seguir a dioses extranjeros; pero Salomón no cumplió esta orden. [11] Entonces el Señor le dijo: ---Por haberte portado así conmigo, siendo infiel al pacto y a los mandatos que te di, te voy a arrancar el reino de las manos para dárselo a un servidor tuyo. [12] No lo haré mientras vivas, en consideración a tu padre, David; se lo arrancaré de la mano a tu hijo. [13] Y ni siquiera le arrancaré todo el reino; dejaré a tu hijo una tribu, en consideración a mi siervo David y a Jerusalén, mi ciudad elegida. [14] Así, el Señor le suscitó a Salomón un adversario: Hadad, el idumeo, de la estirpe real de Edom. [15] Cuando David derrotó a Edom, al ir Joab, general en jefe, a enterrar a los muertos, mató a todos los varones de Edom. [16] Joab y el ejército israelita estuvieron acantonados allí seis meses, hasta que exterminaron a todos los varones de Edom. [17] Pero Hadad logró huir a Egipto con unos cuantos idumeos, funcionarios de su padre. Hadad era entonces un chiquillo. [18] Partieron de Madián y llegaron a Farán. Se les agregaron algunos de Farán, entraron en Egipto y se presentaron al faraón, rey de Egipto, que les dio casa, les aseguró el sustento y le concedió tierras. [19] Hadad se ganó completamente el favor del faraón, que lo casó con su cuñada, la hermana de la reina Tafnes. [20] Su mujer le dio un hijo, Guenubat, y lo crió en el palacio del faraón, con los hijos del faraón. [21] Cuando Hadad se enteró en Egipto de que David se había reunido con sus antepasados y que había muerto Joab, general en jefe, pidió al faraón: ---Déjame ir a mi tierra. [22] El faraón le respondió: ---Pero, ¿qué te falta junto a mí, qué pretendes con irte ahora a tu tierra? Hadad le dijo: ---Nada. Pero déjame ir. [23] También suscitó el Señor como adversario de Salomón a Rezón, hijo de Elyadá, que se le había escapado a su amo Hadadezer, rey de Sobá; [24] se le juntaron unos cuantos hombres y se hizo jefe de guerrillas; y mientras David destrozaba a los sirios, él se apoderó de Damasco, se estableció allí y llegó a ser rey de Damasco. [25] Fue adversario de Israel durante todo el reinado de Salomón. Y éste es el mal que hizo Hadad: reinó en Edom y no dejó en paz a Israel. [26] Jeroboán, hijo de Nabat, era efraimita, natural de Serdá; su madre, llamada Servá, era viuda. Siendo funcionario de Salomón se rebeló contra el rey. [27] La ocasión de rebelarse contra el rey fue ésta: Salomón estaba construyendo el terraplén para rellenar el foso de la Ciudad de David, su padre. [28] Jeroboán era un hombre de valer, y Salomón, viendo que el chico trabajaba bien, lo nombró capataz de todos los cargadores de la casa de José. [29] Un día salió Jeroboán de Jerusalén, y el profeta Ajías, de Siló, envuelto en un manto nuevo, se lo encontró en el camino; estaban los dos solos, en descampado.[30] Ajías agarró su manto nuevo, lo rasgó en doce trozos [31] y dijo a Jeroboán: ---Recoge diez trozos, porque así dice el Señor, Dios de Israel: Voy a arrancarle el reino a Salomón y voy a darte a ti diez tribus; [32] pero una tribu será para él, en consideración a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad que elegí entre todas las tribus de Israel; [33] porque me ha abandonado y ha adorado a Astarté, diosa de los fenicios; a Camós, dios de Moab; a Milcom, dios de los amonitas, y no ha caminado por mis sendas practicando lo que yo apruebo, mis mandatos y preceptos, como su padre, David. [34] No le quitaré todo el reino; lo mantendré de jefe mientras viva en consideración a mi siervo David, a quien elegí, que guardó mis leyes y preceptos; [35] pero a su hijo le quitaré el reino y te daré a ti diez tribus. [36] A su hijo le daré una tribu, para que mi siervo David tenga siempre una lámpara ante mí en Jerusalén, la ciudad que me elegí para que residiera allí mi Nombre. [37] En cuanto a ti, voy a elegirte para que seas rey de Israel, según tus ambiciones. [38] Si obedeces en todo lo que yo te ordene y caminas por mis sendas y practicas lo que yo apruebo, guardando mis mandatos y preceptos, como lo hizo mi siervo David, yo estaré contigo y te daré una dinastía duradera, como hice con David. Te entregaré a Israel [39] y humillaré a los descendientes de David por esto, aunque no para siempre. [40] Salomón intentó matar a Jeroboán, pero Jeroboán emprendió la fuga a Egipto, donde reinaba Sisac, y estuvo allí hasta que murió Salomón. [41] Para más datos sobre Salomón, sus empresas y su sabiduría, véanse los Anales de Salomón. [42] Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel cuarenta años. [43] Cuando murió lo enterraron en la Ciudad de David, su padre. Su hijo Roboán le sucedió en el trono.
Primer libro de los Reyes capítulo 12[1] Roboán fue a Siquén porque todo Israel había acudido allí para proclamarlo rey. [2] Cuando se enteró Jeroboán, hijo de Nabat --que estaba todavía en Egipto, adonde había ido huyendo del rey Salomón-- volvió de Egipto [3] porque habían mandado a llamarlo. Jeroboán y toda la asamblea hablaron así a Roboán: [4] ---Tu padre nos impuso un yugo pesado. Aligera tú ahora la dura servidumbre a que nos sujetó tu padre y el pesado yugo que nos echó encima, y te serviremos. [5] Él les dijo: --- Marchaos, y al cabo de tres días volved. Ellos se fueron y [6] el rey Roboán consultó a los ancianos que habían estado al servicio de su padre, Salomón, mientras vivía: ---¿Qué me aconsejáis que responda a esa gente? [7] Le dijeron: ---Si condesciendes hoy con este pueblo, poniéndote a su servicio, y le respondes con buenas palabras, serán siervos tuyos de por vida. [8] Pero él desechó el consejo de los ancianos y consultó a los jóvenes que se habían educado con él y estaban a su servicio. [9] Les preguntó: ---Esta gente pide que les aligere el yugo que les echó encima mi padre. ¿Qué me aconsejáis que les responda? [10] Los jóvenes que se habían educado con él le respondieron: ---O sea, que esa gente te ha dicho: Tu padre nos impuso un yugo pesado; tú alívianos esa carga. Diles esto: Mi dedo meñique es más grueso que la cintura de mi padre. [11] Si mi padre os cargó un yugo pesado, yo os aumentaré la carga; que mi padre os castigó con azotes, yo os castigaré con latigazos. [12] Al tercer día, la fecha señalada por el rey, Jeroboán y todo el pueblo fueron a ver a Roboán. [13] Éste les respondió ásperamente; desechó el consejo de los ancianos, [14] y les habló siguiendo el consejo de los jóvenes: ---Si mi padre os impuso un yugo pesado, yo os aumentaré la carga; que mi padre os castigó con azotes, yo os castigaré con latigazos. [15] De manera que el rey no hizo caso al pueblo, porque era una ocasión buscada por el Señor para que se cumpliese la palabra que Ajías, el de Siló, comunicó a Jeroboán, hijo de Nabat. [16] Viendo los israelitas que el rey no les hacía caso, le replicaron: ---¿Qué nos repartimos nosotros con David? ¡No heredamos juntos con el hijo de Jesé! ¡A tus tiendas, Israel! ¡Ahora, David, a cuidar de tu casa! Los de Israel se marcharon a casa; [17] aunque los israelitas que vivían en las poblaciones de Judá siguieron sometidos a Roboán. [18] El rey Roboán envió entonces a Adorán, encargado de las brigadas de trabajadores; pero los israelitas la emprendieron a pedradas con él hasta matarlo, mientras el rey montaba aprisa en su carroza para huir a Jerusalén. [19] Así fue como se independizó Israel de la casa de David, hasta hoy. [20] Cuando Israel oyó que Jeroboán había vuelto, mandaron a llamarlo para que fuera a la asamblea, y lo proclamaron rey de Israel. Con la Casa de David quedó únicamente la tribu de Judá. [21] Cuando Roboán llegó a Jerusalén, movilizó ciento ochenta mil soldados de Judá y de la tribu de Benjamín para luchar contra Israel y recuperar el reino para Roboán, hijo de Salomón. [22] Pero Dios dirigió la palabra al profeta Semayas: [23] ---Di a Roboán, hijo de Salomón, rey de Judá, a todo Judá y Benjamín y al resto del pueblo: [24] Así dice el Señor: No vayáis a luchar contra vuestros hermanos, los israelitas; que cada cual se vuelva a su casa, porque esto ha sucedido por voluntad mía. Obedecieron la palabra del Señor y desistieron de la campaña, como el Señor lo ordenaba. [25] Jeroboán fortificó Siquén, en la serranía de Efraín, y residió allí. Luego salió de Siquén para fortificar Penuel. [26] Y pensó para sus adentros: Todavía puede volver el reino a la Casa de David. [27] Si la gente sigue yendo a Jerusalén para hacer sacrificios en el templo del Señor, terminarán poniéndose de parte de su señor, Roboán, rey de Judá. Me matarán y volverán a unirse a Roboán, rey de Judá. [28] Después de aconsejarse, el rey hizo dos becerros de oro y dijo a la gente: ---¡Ya está bien de subir a Jerusalén! ¡Éste es tu dios, Israel, el que te sacó de Egipto! [29] Luego colocó un becerro en Betel y el otro en Dan. [30] Esto incitó a pecar a Israel, porque unos iban a Betel y otros a Dan. [31] También edificó ermitas en los altozanos; puso de sacerdotes a gente de la plebe, que no pertenecía a la tribu de Leví. [32] Celebró también una fiesta el día quince del mes octavo, como la fiesta que se celebraba en Jerusalén, y subió al altar que había levantado en Betel a ofrecer sacrificios al becerro que había hecho. En Betel estableció a los sacerdotes de las ermitas que había construido en los altozanos. [33] Subió al altar que había hecho en Betel el día quince del mes octavo --el mes que a él le pareció--. Instituyó una fiesta para los israelitas y subió al altar a ofrecer incienso.
Primer libro de los Reyes capítulo 13[1] En el momento en que Jeroboán, en pie junto al altar, se disponía a quemar incienso, llegó a Betel un hombre de Dios de Judá mandado por el Señor. [2] Y gritó contra el altar, por orden del Señor: ---¡Altar, altar! Así dice el Señor: Nacerá un descendiente de David --llamado Josías-- que sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los altozanos que queman incienso sobre ti y quemará sobre ti huesos humanos. [3] Y ofreció una señal: ---Ésta es la señal anunciada por el Señor: el altar va a rajarse y se derramará la ceniza que hay encima. [4] Cuando el rey oyó lo que gritaba el hombre de Dios contra el altar de Betel, extendió el brazo desde el altar, diciendo: ---¡Prendedlo! Pero el brazo extendido contra el profeta se le quedó rígido, sin poder acercarlo al cuerpo, [5] mientras el altar se rajaba y se derramaba la ceniza, que era la señal anunciada por el hombre de Dios en nombre del Señor. [6] Entonces el rey suplicó al hombre de Dios: ---Por favor, aplaca al Señor, tu Dios, y reza por mí para que recupere el movimiento del brazo. El hombre de Dios aplacó al Señor y el rey recuperó el movimiento del brazo, que le quedó como antes. [7] Entonces el rey le dijo: ---Ven conmigo a palacio, cobra fuerzas, y te haré un regalo. [8] Pero el hombre de Dios replicó: ---No iré contigo ni aunque me des medio palacio. No comeré ni beberé nada aquí, [9] porque el Señor me ha prohibido comer, beber o volverme por el mismo camino. [10] Luego se fue por otra ruta, sin volverse por el camino por donde había ido a Betel. [11] Vivía en Betel un viejo profeta, y cuando sus hijos fueron a contarle lo que había hecho el hombre de Dios aquel día en Betel y lo que había dicho al rey, [12] su padre les preguntó: ---¿Qué camino ha tomado? Sus hijos le enseñaron el camino que había tomado el hombre de Dios venido de Judá, [13] y él les ordenó: ---Aparejadme el burro. Se lo aparejaron, montó [14] y marchó tras el profeta; se lo encontró sentado bajo una encina, y le preguntó: ---¿Eres tú el hombre de Dios que vino de Judá? El otro respondió: ---Sí. [15] Entonces le dijo: ---Ven conmigo a casa a tomar algo. [16] Pero el otro respondió: ---No puedo volverme contigo, ni comer ni beber nada aquí, [17] porque el Señor me ha prohibido comer o beber aquí o volverme por el mismo camino. [18] Entonces el otro le dijo: ---También yo soy profeta, como tú, y un ángel me ha dicho, por orden del Señor, que te lleve a mi casa para que comas y bebas algo. Así lo engañó; [19] se lo llevó con él, y aquél comió y bebió en su casa. [20] Pero cuando estaban sentados a la mesa, el Señor dirigió la palabra al profeta que lo había hecho volver, [21] y éste gritó al hombre de Dios venido de Judá: ---Así dice el Señor: Por haber desafiado la orden del Señor, no haciendo lo que te mandaba el Señor, tu Dios, [22] por volverte a comer y beber allí donde él te lo había prohibido, no enterrarán tu cadáver en la sepultura de tu familia. [23] Después de comer y beber le aparejó el burro, [24] y el otro se marchó. Pero por el camino le salió un león y lo mató. Su cadáver quedó tendido en el camino, y el burro y el león se quedaron de pie junto a él. [25] Unos caminantes vieron el cadáver tendido en el camino y el león de pie junto al cadáver, y fueron a dar la noticia a la ciudad donde vivía el viejo profeta.[26] Cuando éste lo supo, comentó: ---¡Es el hombre de Dios que desafió la orden del Señor! El Señor lo habrá entregado al león, que lo ha matado y descuartizado, como el Señor dijo. [27] Luego ordenó a sus hijos: ---Aparejadme el burro. Se lo aparejaron. [28] Marchó y encontró el cadáver tendido en el camino; el burro y el león estaban de pie junto al cadáver; el león no había devorado el cadáver ni descuartizado al burro. [29] Él recogió el cadáver del hombre de Dios, lo acomodó sobre el burro y lo volvió a llevar a la ciudad, para hacerle los funerales y enterrarlo. [30] Depositó el cadáver en su propia sepultura y le entonaron la elegía: ¡Ay hermano! [31] Después de enterrarlo, habló a sus hijos: ---Cuando yo muera, enterradme en la sepultura donde está enterrado este hombre de Dios; poned mis huesos junto a los suyos, [32] porque ciertamente se cumplirá la imprecación que lanzó, por orden del Señor, contra el altar de Betel y todas las ermitas de los altozanos que hay en las poblaciones de Samaría. [33] Pero después de esto, Jeroboán no se convirtió de su mala conducta y volvió a nombrar sacerdotes de los altozanos a gente de la plebe; al que lo deseaba, lo consagraba sacerdote de los altozanos, él lo consagraba sacerdote de los lugares altos. [34] Este proceder llevó al pecado a la dinastía de Jeroboán, y motivó su destrucción y exterminio de la tierra.
Primer libro de los Reyes capítulo 14[1] Por entonces cayó enfermo Abías, hijo de Jeroboán, [2] y éste dijo a su mujer: ---Disfrázate para que nadie se dé cuenta de que eres mi mujer y vete a Siló; allí está el profeta Ajías, el que me profetizó que yo sería rey de esta nación. [3] Llévate diez panes, rosquillas y un tarro de miel, y preséntate a él; él te dirá qué va a ser del niño. [4] Así lo hizo; se puso en camino hacia Siló y entró en casa de Ajías. Ajías estaba casi ciego, tenía los ojos apagados por la vejez, [5] pero el Señor le había dicho: Va a venir la mujer de Jeroboán a pedirte un oráculo sobre su hijo enfermo; le dices esto y esto. Llegó ella, haciéndose pasar por otra, [6] y en cuanto Ajías sintió el ruido de sus pasos en la puerta, dijo: ---Adelante, mujer de Jeroboán. ¿Por qué te haces pasar por otra? Tengo que darte una mala noticia. [7] Ve a decirle a Jeroboán: Así dice el Señor, Dios de Israel: Yo te saqué de entre la gente y te hice jefe de mi pueblo, Israel, [8] arrancándole el reino a la dinastía de David para dártelo a ti. Pero ya que tú no has sido como mi siervo David, que guardó mis mandamientos y me siguió de todo corazón, haciendo únicamente lo que yo apruebo, [9] sino que te has portado peor que tus predecesores, haciéndote dioses ajenos, ídolos de metal, para irritarme, y a mí me has dado la espalda, [10] por eso yo voy a traer la desgracia a tu casa: te exterminaré a todo israelita varón, esclavo o libre, y barreré tu casa a conciencia, como se hace con el estiércol. [11] A los tuyos que mueran en poblado los devorarán los perros y a los que mueran en descampado los devorarán las aves del cielo. Lo ha dicho el Señor. [12] Y tú, vete a tu casa; en cuanto pongas el pie en la ciudad, morirá el niño. [13] Todo Israel hará luto por él y lo enterrarán, porque será el único de la familia de Jeroboán que acabe en un sepulcro; porque de toda tu familia, sólo en él se puede encontrar algo que agrade al Señor, Dios de Israel. [14] El Señor suscitará un rey de Israel que exterminará la dinastía de Jeroboán. [15] El Señor golpeará a Israel, que vacilará como un junco en el agua; arrancará a Israel de esta tierra fértil, que dio a sus padres, y los dispersará al otro lado del río, porque se hicieron estelas, irritando al Señor. [16] Entregaré a Israel por los pecados que has cometido tú y has hecho cometer a Israel. [17] La mujer de Jeroboán emprendió la marcha. Llegó a Tirsá, y cuando cruzaba el umbral de la casa, el niño murió. [18] Todo Israel hizo luto por él y lo enterraron, como había dicho el Señor por su siervo el profeta Ajías. [19] Para más datos sobre Jeroboán, sus batallas y reinado, véanse los Anales del reino de Israel. [20] Jeroboán reinó veintidós años. Murió, y su hijo Nadab le sucedió en el trono. [21] Roboán, hijo de Salomón, subió al trono de Judá a los cuarenta y un años. Reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que eligió el Señor entre todas las tribus de Israel para establecer allí su Nombre. Su madre se llamaba Naamá, y era amonita. [22] Los de Judá hicieron lo que el Señor reprueba. Con todos los pecados que cometieron provocaron sus celos, más que sus antepasados: [23] construyeron ermitas en los altozanos, erigieron cipos y estelas en las colinas elevadas y bajo los árboles frondosos; [24] hubo incluso prostitución sagrada en el país; imitaron todos los ritos abominables de las naciones que el Señor había expulsado ante los israelitas. [25] El año quinto del reinado de Roboán, Sisac, rey de Egipto, atacó a Jerusalén.[26] Se apoderó de los tesoros del templo y del palacio, se lo llevó todo, con los escudos de oro que había hecho Salomón. [27] Para sustituirlos, el rey Roboán hizo escudos de bronce, y se los encomendó a los jefes de la escolta que vigilaban el acceso al palacio; [28] cada vez que el rey iba al templo, los de la escolta los agarraban, y luego volvían a dejarlos en el cuerpo de guardia. [29] Para más datos sobre Roboán y sus empresas, véanse los Anales del Reino de Judá. [30] Hubo guerras continuas entre Roboán y Jeroboán. [31] Roboán murió y lo enterraron con sus antepasados, en la Ciudad de David. Su hijo Abías le sucedió en el trono.
Primer libro de los Reyes capítulo 15[1] Abías subió al trono de Judá el año dieciocho de Jeroboán, hijo de Nabat. [2] Reinó en Jerusalén tres años. Su madre se llamaba Maacá, hija de Absalón. [3] Imitó a la letra los pecados que su padre había cometido; su corazón no perteneció por completo al Señor, su Dios, como había pertenecido el corazón de David, su antepasado. [4] En consideración a David, el Señor, su Dios, le dejó una lámpara en Jerusalén, dándole descendientes y conservando a Jerusalén. [5] Porque David hizo lo que el Señor aprueba, sin desviarse de sus mandatos durante toda su vida, excepto en el asunto de Urías, el hitita. [6] Hubo guerras continuas entre Abías y Jeroboán. [7] Para más datos sobre Abías y sus empresas, véanse los Anales del reino de Judá. [8] Abías murió, y lo enterraron en la Ciudad de David. Su hijo Asá le sucedió en el trono. [9] Asá subió al trono de Judá el año veinte del reinado de Jeroboán de Israel. [10] Reinó cuarenta y un años en Jerusalén. Su abuela se llamaba Maacá, hija de Absalón. [11] Hizo lo que el Señor aprueba, como su antepasado, David. [12] Desterró la prostitución sagrada y retiró todos los ídolos hechos por sus antepasados. [13] Incluso a su abuela Maacá le quitó el título de reina madre, por haber hecho una imagen de Astarté. Asá destrozó la imagen y la quemó en el torrente Cedrón. [14] No desaparecieron las ermitas en los altozanos; sin embargo, el corazón de Asá perteneció por entero al Señor toda su vida. [15] Llevó al templo las ofrendas de su padre y las suyas propias: plata, oro y utensilios. [16] Hubo guerras continuas entre Asá y Basá de Israel. [17] Basá de Israel hizo una campaña contra Judá y fortificó Ramá, para cortar las comunicaciones a Asá de Judá. [18] Entonces Asá tomó la plata y el oro que quedaba en los tesoros del templo y del palacio y, entregándoselos a sus ministros, los envió a Ben-Adad, hijo de Tabrimón, de Jezión, rey de Siria, que residía en Damasco, con este mensaje: [19] Hagamos un tratado de paz, como lo hicieron tu padre y el mío. Aquí te envío este obsequio de plata y oro. Ve, rompe tu alianza con Basá de Israel, para que se retire de mi territorio. [20] Ben-Adad le hizo caso y envió a sus generales contra las ciudades de Israel, devastando Iyón, Dan, Abel Bet-Maacá, la zona del lago y toda la región de Neftalí. [21] En cuanto se enteró Basá, suspendió las obras de Ramá y se volvió a Tirsá. [22] Asá movilizó entonces a todo Judá, sin excepción. Desmontaron las piedras y leños con que Basá fortificaba Ramá y los aprovecharon para fortificar Guibeá de Benjamín y Mispá. [23] Para más datos sobre Asá, sus hazañas militares y las ciudades que fortificó, véanse los Anales del reino de Judá. [24] Cuando ya era viejo, enfermó de los pies. Murió, y lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David. Su hijo Josafat le sucedió en el trono. [25] Nadab, hijo de Jeroboán, subió al trono de Israel el año segundo del reinado de Asá de Judá. Reinó en Israel dos años. [26] Hizo lo que el Señor reprueba: imitó a su padre y los pecados que hizo cometer a Israel. [27] Basá, hijo de Ajías, de la tribu de Isacar, conspiró contra él y lo asesinó en Gabatón, que pertenecía a los filisteos, cuando Nadab con todo Israel la estaban sitiando. [28] Basá lo mató el año tercero del reinado de Asá de Judá, y lo suplantó en el trono. [29] En cuanto se proclamó rey, mató a toda la familia de Jeroboán, hasta aniquilarla, sin dejar alma viviente, como había dicho el Señor por su siervo Ajías, el silonita;[30] por los pecados que Jeroboán cometió e hizo cometer a Israel y por provocar el enojo del Señor, Dios de Israel. [31] Para más datos sobre Nadab y sus empresas, véanse los Anales del reino de Israel. [32] Hubo guerras continuas entre Asá y Basá de Israel. [33] Basá, hijo de Ajías, subió al trono de Israel, en Tirsá, el año tercero del reinado de Asá de Judá. Reinó veinticuatro años. [34] Hizo lo que el Señor reprueba; imitó a Jeroboán y persistió en el pecado con que éste hizo pecar a Israel.
Primer libro de los Reyes capítulo 16[1] El Señor dirigió la palabra a Jehú, hijo de Jananí, contra Basá: [2] ---Yo te saqué del polvo y te hice jefe de mi pueblo Israel; pero tú has imitado a Jeroboán, has hecho pecar a mi pueblo, Israel, irritándome con sus pecados, [3] por eso voy a barrer a Basá y su casa y a dejarla como la de Jeroboán, hijo de Nabat. [4] A los de Basá que mueran en poblado los devorarán los perros y al que muera en descampado lo devorarán las aves del cielo. [5] Para más datos sobre Basá y sus hazañas militares, véanse los Anales del reino de Israel. [6] Basá murió, y lo enterraron en Tirsá. Su hijo Elá le sucedió en el trono. [7] Por medio del profeta Jehú, hijo de Jananí, el Señor dirigió la palabra a Basá y su casa, por haber imitado a la casa de Jeroboán, haciendo lo que el Señor reprueba, irritándolo con sus obras, y también porque exterminó a la casa de Jeroboán. [8] Elá, hijo de Basá, subió al trono de Israel, en Tirsá, el año veintisiete del reinado de Asá de Judá. Reinó dos años. [9] Su oficial Zimrí, jefe de media división de carros, conspiró contra él mientras se emborrachaba en Tirsá, en casa de Arsá, mayordomo de palacio. [10] Entró Zimrí, lo asesinó el año veintisiete del reinado de Asá de Judá y lo suplantó en el trono.[11] En cuanto subió al trono y se proclamó rey, mató a toda la familia de Basá; acabó con todo varón, pariente o amigo. [12] Zimrí exterminó a toda la familia de Basá, como el Señor había profetizado contra Basá por medio del profeta Jehú, [13] a causa de los pecados de Basá y los de su hijo Elá; los que cometieron ellos y los que hicieron cometer a Israel, irritando al Señor, Dios de Israel, con sus ídolos. [14] Para más datos sobre Elá y sus empresas, véanse los Anales del reino de Israel. [15] Zimrí ocupó el trono en Tirsá siete días, el año veintisiete del reinado de Asá de Judá. La tropa acampaba junto a Gabatón, que pertenecía a los filisteos, [16] y cuando los acampados oyeron que Zimrí había conspirado y matado al rey, aquel mismo día proclamaron rey de Israel al general Omrí. [17] Omrí, con todo el ejército israelita, marchó de Gabatón para sitiar a Tirsá. [18] Cuando Zimrí vio que la ciudad estaba para caer, se encerró en la torre de palacio, prendió fuego al palacio, y así murió. [19] Fue por los pecados que cometió haciendo lo que el Señor reprueba, imitando a Jeroboán y persistiendo en el pecado que éste había cometido al hacer pecar a Israel. [20] Para más datos sobre Zimrí y la conspiración que tramó, véanse los Anales del reino de Israel. [21] Entonces los israelitas se dividieron: la mitad siguió a Tibní, hijo de Guinat, queriendo proclamarlo rey, y la otra mitad siguió a Omrí. [22] Los partidarios de Omrí se impusieron a los de Tibní, hijo de Guinat. Tibní cayó muerto y Omrí subió al trono. [23] Omrí subió al trono de Israel el año treinta y uno del reinado de Asá de Judá. Reinó doce años, seis en Tirsá. [24] Le compró a Sémer el monte de Samaría por sesenta kilos de plata y edificó allí una ciudad, a la que llamó Samaría --por Sémer, el dueño del monte--. [25] Omrí hizo lo que el Señor reprueba; fue peor que todos sus predecesores. [26] Imitó a la letra a Jeroboán, hijo de Nabat, y los pecados que hizo cometer a Israel, irritando al Señor, Dios de Israel, con sus ídolos. [27] Para más datos sobre Omrí y sus hazañas militares, véanse los Anales del reino de Israel. [28] Omrí murió y lo enterraron en Samaría. Su hijo Ajab le sucedió en el trono. [29] Ajab, hijo de Omrí, subió al trono de Israel el año treinta y ocho del reinado de Asá de Judá. [30] Reinó sobre Israel, en Samaría, veintidós años. Hizo lo que el Señor reprueba, más que todos sus predecesores. [31] Lo de menos fue que imitara los pecados de Jeroboán, hijo de Nabat; se casó con Jezabel, hija de Etbaal, rey de los fenicios, y dio culto y adoró a Baal. [32] Erigió un altar a Baal en el templo que le construyó en Samaría;[33] colocó también una estela y siguió irritando al Señor, Dios de Israel, más que todos los reyes de Israel que le precedieron. [34] En su tiempo, Jiel, de Betel, reconstruyó Jericó: los cimientos le costaron la vida de Abirán, su primogénito, y las puertas, la de Segub, su benjamín, como lo había dicho el Señor por medio de Josué, hijo de Nun.
Primer libro de los Reyes capítulo 17[1] Elías, el tesbita, de Tisbé de Galaad, dijo a Ajab: ---¡Vive el Señor, Dios de Israel, a quien sirvo! En estos años no caerá rocío ni lluvia si yo no lo mando. [2] Luego el Señor le dirigió la palabra: [3] ---Vete de aquí hacia el oriente y escóndete junto al torrente Carit, que queda cerca del Jordán. [4] Bebe del torrente y yo mandaré a los cuervos que te lleven allí la comida. [5] Elías hizo lo que le mandó el Señor y fue a vivir junto al torrente Carit, que queda cerca del Jordán. [6] Los cuervos le llevaban pan por la mañana y carne por la tarde, y bebía del torrente. [7] Pero al cabo del tiempo el torrente se secó, porque no había llovido en la región. [8] Entonces el Señor dirigió la palabra a Elías: [9] ---Levántate y vete a Sarepta de Fenicia a vivir allí; yo mandaré a una viuda que te dé la comida. [10] Elías se puso en camino hacia Sarepta, y al llegar a la entrada del pueblo encontró allí a una viuda recogiendo leña. La llamó y le dijo: ---Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para beber. [11] Mientras iba a buscarla, Elías le gritó: ---Por favor, tráeme en la mano un trozo de pan. [12] Ella respondió: ---¡Por la vida del Señor, tu Dios! No tengo pan; sólo me queda un puñado de harina en el jarro y un poco de aceite en la aceitera. Ya ves, estaba recogiendo cuatro astillas: voy a hacer un pan para mí y mi hijo, nos lo comeremos y luego moriremos. [13] Elías le dijo: ---No temas. Ve a hacer lo que dices, pero primero prepárame a mí un panecillo y tráemelo; para ti y tu hijo lo harás después. [14] Porque así dice el Señor, Dios de Israel: El cántaro de harina no se vaciará, la aceitera de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra. [15] Ella marchó a hacer lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo durante mucho tiempo. [16] El cántaro de harina no se vació ni la aceitera se agotó, como lo había dicho el Señor por Elías. [17] Más tarde cayó enfermo el hijo de la dueña de la casa; la enfermedad fue tan grave, que murió. [18] Entonces la mujer dijo a Elías: ---¡No quiero nada contigo, profeta! ¿Has venido a mi casa a recordar mis culpas y matarme a mi hijo? [19] Elías respondió: ---Dame a tu hijo. Y tomándolo de su regazo, se lo llevó a la habitación de arriba, donde él dormía, y lo acostó en la cama. [20] Después clamó al Señor: ---Señor, Dios mío, ¿también a esta viuda que me hospeda en su casa la vas a castigar haciéndole morir al hijo? [21] Luego se echó tres veces sobre el niño, clamando al Señor: ---¡Señor, Dios mío, que resucite este niño! [22] El Señor escuchó la súplica de Elías, volvió la vida al niño y resucitó. [23] Elías tomó al niño, lo bajó de la habitación y se lo entregó a la madre, diciéndole: ---Aquí tienes a tu hijo vivo. [24] La mujer dijo a Elías: ---¡Ahora reconozco que eres un profeta y que la Palabra del Señor que tú pronuncias se cumple!
Primer libro de los Reyes capítulo 18[1] Pasó mucho tiempo. El año tercero dirigió el Señor la palabra a Elías: ---Preséntate a Ajab, que voy a mandar lluvia a la tierra. [2] Elías se puso en camino para presentarse a Ajab. El hambre apretaba en Samaría, [3] y Ajab llamó a Abdías, mayordomo de palacio --Abdías era muy religioso, [4] y cuando Jezabel mataba a los profetas del Señor, él recogió a cien profetas y los escondió en dos cuevas en grupos de cincuenta, proporcionándoles comida y bebida--, [5] y le dijo: ---Vamos a recorrer el país, a ver todos los manantiales y arroyos; a lo mejor encontramos pasto para conservar la vida a caballos y mulos sin que tengamos que sacrificar el ganado. [6] Se dividieron el país: Ajab se fue por su lado y Abdías por el suyo. [7] Y cuando Abdías iba de camino, Elías le salió al encuentro. Al reconocerlo, Abdías cayó rostro en tierra y le dijo: ---Pero, ¿eres tú, Elías, mi señor? [8] Elías respondió: ---Sí. Ve a decirle a tu amo que Elías está aquí. [9] Abdías respondió: ---¿Qué pecado he cometido para que me entregues a Ajab y me mate? [10] ¡Vive el Señor, tu Dios! No hay país ni reino adonde mi amo no haya enviado gente a buscarte, y cuando le respondían que no estabas, hacía jurar al reino o al país que no te habían encontrado. [11] ¡Y ahora tú me mandas que vaya a decirle a mi amo que aquí está Elías! [12] Cuando yo me separe de ti, el Espíritu del Señor te llevará no sé adónde: yo informo a Ajab, pero luego no te encuentra, y me mata. Y tu servidor respeta al Señor desde joven. [13] ¿No te han contado lo que hice cuando Jezabel mataba a los profetas del Señor? Escondí dos grupos de cincuenta en dos cuevas y les proporcioné comida y bebida. [14] ¡Y ahora tú me mandas que vaya a decirle a mi amo que Elías está aquí! ¡Me matará! [15] Elías respondió: ---¡Vive el Señor Todopoderoso, a quien sirvo! Hoy me va a ver. [16] Entonces Abdías fue en busca de Ajab y se lo dijo. Ajab marchó al encuentro de Elías, [17] y al verlo le dijo: ---¿Eres tú, ruina de Israel? [18] Elías le contestó: ---¡No soy yo el que traigo la desgracia a Israel, sino tú y tu familia, por dejar los mandatos del Señor y seguir a los baales! [19] Ahora manda que se reúna en torno a mí todo Israel en el monte Carmelo, con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, comensales de Jezabel. [20] Ajab despachó órdenes a todo Israel, y los profetas se reunieron en el monte Carmelo. [21] Elías se acercó a la gente y dijo: ---¿Hasta cuándo vais a caminar con muletas? Si el Señor es el verdadero Dios, seguidlo; si lo es Baal, seguid a Baal. La gente no respondió una palabra. [22] Entonces Elías les dijo: ---He quedado yo solo como profeta del Señor, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta. [23] Que nos den dos novillos: vosotros elegid uno, que lo descuarticen y lo pongan sobre la leña sin prenderle fuego; yo prepararé el otro novillo y lo pondré sobre la leña sin prenderle fuego. [24] Vosotros invocaréis a vuestro dios y yo invocaré al Señor, y el dios que responda enviando fuego, ése es el Dios verdadero. Toda la gente asintió: ---¡Buena idea! [25] Elías dijo a los profetas de Baal: ---Elegid un novillo y preparadlo vosotros primero, porque sois más. Luego invocad a vuestro dios, pero sin encender el fuego. [26] Agarraron el novillo que les dieron, lo prepararon y estuvieron invocando a Baal desde la mañana hasta mediodía: ---¡Baal, respóndenos! Pero no se oía una voz ni una respuesta, mientras danzaban alrededor del altar que habían hecho.[27] Al mediodía, Elías empezó a reírse de ellos: ---¡Gritad más fuerte! Baal es dios, pero estará meditando, o bien ocupado, o estará de viaje. ¡A lo mejor está durmiendo y se despierta! [28] Entonces gritaron más fuerte, y se hicieron cortaduras, según su costumbre, con cuchillos y punzones, hasta chorrear sangre por todo el cuerpo. [29] Pasado el mediodía, entraron en trance, y así estuvieron hasta la hora de la ofrenda. Pero no se oía una voz, ni una palabra, ni una respuesta. [30] Entonces Elías dijo a la gente: ---¡Acercaos! Se acercaron todos, y él reconstruyó el altar del Señor, que estaba demolido: [31] tomó doce piedras, una por cada tribu de Jacob a quien el Señor había dicho: Te llamarás Israel; [32] con las piedras levantó un altar en honor del Señor, hizo una zanja alrededor del altar, como para sembrar dos fanegas, [33] apiló la leña, descuartizó el novillo, lo puso sobre la leña [34] y dijo: ---Llenad cuatro cántaros de agua y derramadla sobre la víctima y la leña. Luego dijo: ---¡Otra vez! Y lo hicieron otra vez. Añadió: ---¡Otra vez! Y lo repitieron por tercera vez. [35] El agua corrió alrededor del altar, e incluso la zanja se llenó de agua. [36] Llegada la hora de la ofrenda, el profeta Elías se acercó y oró: ---¡Señor, Dios de Abrahán, Isaac e Israel! Que se vea hoy que tú eres el Dios de Israel y yo tu siervo, que he hecho esto por orden tuya. [37] Respóndeme, Señor, respóndeme, para que este pueblo sepa que tú, Señor, eres el Dios verdadero y que eres tú quien les cambiará el corazón. [38] Entonces el Señor envió un rayo, que abrasó la víctima, la leña, las piedras y el polvo, y secó el agua de la zanja. [39] Al verlo, cayeron todos, exclamando: ---¡El Señor es el Dios verdadero! ¡El Señor es el Dios verdadero![40] Elías les dijo: ---Agarrad a los profetas de Baal. Que no escape ninguno. Los agarraron. Elías los bajó al torrente Quisón y allí los degolló. [41] Elías dijo a Ajab: ---Vete a comer y a beber, que ya se oye el ruido de la lluvia. [42] Ajab fue a comer y a beber, mientras Elías subía a la cima del Carmelo; allí se encorvó hacia tierra, con el rostro en las rodillas, [43] y ordenó a su criado: ---Sube a mirar el mar. El criado subió, miró y dijo: ---No se ve nada. Elías ordenó: ---Vuelve otra vez. El criado volvió siete veces, [44] y a la séptima dijo: ---Sube del mar una nubecilla como la palma de una mano. Entonces Elías mandó: ---Vete a decirle a Ajab que enganche el carro y se vaya, antes que se lo impida la lluvia. [45] En un instante se encapotó el cielo con nubes empujadas por el viento y empezó una fuerte lluvia. Ajab montó en el carro y marchó a Yezrael. [46] Y Elías, con la fuerza del Señor, se ató el cinturón y fue corriendo delante de Ajab, hasta la entrada de Yezrael.
Primer libro de los Reyes capítulo 19[1] Ajab contó a Jezabel lo que había hecho Elías, cómo había pasado a cuchillo a los profetas. [2] Entonces Jezabel mandó a Elías este recado: ---Que los dioses me castiguen si mañana a estas horas no hago contigo lo mismo que has hecho tú con cualquiera de ellos. [3] Elías temió y emprendió la marcha para salvar la vida. Llegó a Berseba de Judá y dejó allí a su criado. [4] Continuó por el desierto una jornada de camino y al final se sentó bajo una retama y se deseó la muerte: ---¡Basta, Señor! ¡Quítame la vida, que yo no valgo más que mis padres! [5] Se echó bajo una retama y se durmió. De pronto un ángel le tocó y le dijo: ---¡Levántate, come! [6] Miró Elías y vio a su cabecera un pan cocido sobre piedras y un jarro de agua. Comió, bebió y se volvió a echar. [7] Pero el ángel del Señor le volvió a tocar y le dijo: ---¡Levántate, come! Que el camino es superior a tus fuerzas. [8] Elías se levantó, comió y bebió, y con la fuerza de aquel alimento caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios. [9] Allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y el Señor le dirigió la palabra: ---¿Qué haces aquí, Elías? [10] Respondió: ---Me consume el celo por el Señor, Dios Todopoderoso, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y asesinado a tus profetas; sólo quedo yo, y me buscan para matarme. [11] El Señor le dijo: ---Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va a pasar! Vino un huracán tan violento, que descuajaba los montes y resquebrajaba las rocas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. [12] Después del terremoto vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego se oyó una brisa tenue; [13] al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva. Entonces oyó una voz que le decía: ---¿Qué haces aquí, Elías? [14] Respondió: ---Me consume el celo por el Señor, Dios Todopoderoso, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y asesinado a tus profetas; sólo quedo yo, y me buscan para matarme. [15] El Señor le dijo: ---Vuelve por el mismo camino hacia el desierto de Damasco, y cuando llegues, unge rey de Siria a Jazael, [16] rey de Israel, a Jehú, hijo de Nimsí, y a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, conságralo como profeta en lugar tuyo. [17] Al que escape de la espada de Jazael lo matará Jehú, y al que escape de la espada de Jehú lo matará Eliseo. [18] Pero yo me reservaré en Israel siete mil hombres: las rodillas que no se han doblado ante Baal y los labios que no lo han besado. [19] Elías marchó de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando con doce yuntas de bueyes en fila, él con la última. Elías pasó junto a él y le echó encima el manto. [20] Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió: ---Déjame decir adiós a mis padres, luego vuelvo y te sigo. Elías le dijo: ---Vete, pero vuelve. ¿Quién te lo impide? [21] Eliseo dio la vuelta, agarró la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio; aprovechó los aperos para cocer la carne y convidó a su gente. Luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio.
Primer libro de los Reyes capítulo 20[1] Ben-Adad, rey de Siria, concentró todas sus tropas, y acompañado de treinta y dos reyes vasallos, con caballería y carros, marchó a sitiar Samaría y asaltarla. [2] Mandó a la ciudad una embajada para Ajab de Israel [3] con este mensaje: ---Así dice Ben-Adad: Dame tu plata y tu oro; quédate con tus mujeres y niños. [4] El rey de Israel respondió: ---Como vuestra majestad ordene. Soy vuestro con todo lo que tengo. [5] Pero los embajadores volvieron con un nuevo mensaje: ---Así dice Ben-Adad: Mando a decirte que me des tu plata y tu oro, tus mujeres y niños. [6] Así que mañana, a estas horas te enviaré mis oficiales a registrar tu palacio y los de tus ministros; echarán mano a lo que más quieres y se lo llevarán. [7] El rey de Israel convocó a los ancianos del país y les dijo: ---Fijaos bien cómo ése busca mi mal. Me reclama mis mujeres e hijos, mi plata y mi oro, y eso que no me negué. [8] Todos los ancianos y el pueblo le respondieron: ---No le hagas caso, no le obedezcas. [9] Entonces dio esta respuesta a los embajadores de Ben-Adad: ---Decid a su majestad: Haré lo que me dijiste la primera vez; pero esto otro no puedo hacerlo. Los embajadores marcharon llevando la respuesta. [10] Entonces Ben-Adad le envió este mensaje: ---Que los dioses me castiguen si hay bastante polvo en Samaría para que cada uno de mis soldados pueda tomar un puñado. [11] Pero el rey de Israel contestó: ---Decidle que nadie canta victoria al ceñirse la espada, sino al quitársela. [12] Ben-Adad estaba bebiendo en las tiendas con los reyes, y en cuanto oyó la respuesta, ordenó a sus oficiales: ---¡A vuestro puestos! Y se apostaron frente a la ciudad. [13] Mientras tanto, a Ajab de Israel se le presentó un profeta, que le dijo: ---Así dice el Señor: ¿Ves todo ese ejército inmenso? Te lo entregaré hoy mismo para que sepas que yo soy el Señor. [14] Ajab preguntó: ---¿Por medio de quién? Respondió el profeta: ---Así dice el Señor: Por los asistentes de los gobernadores. Ajab preguntó: ---¿Y quién atacará primero? Respondió el profeta: ---Tú. [15] Ajab pasó revista a los asistentes de los gobernadores, que eran doscientos treinta y dos, y a continuación al ejército israelita: siete mil hombres. [16] A mediodía hicieron una salida, mientras Ben-Adad estaba emborrachándose en las tiendas con los treinta y dos aliados. [17] Abrían la marcha los asistentes de los gobernadores, y a Ben-Adad le llegó este aviso: ---Ha salido gente de Samaría. [18] Ordenó: ---Si han salido en son de paz, apresadlos vivos, y si han salido en plan de guerra, apresadlos vivos también. [19] Decíamos que habían salido de la ciudad los asistentes de los gobernadores, y el ejército tras ellos, [20] cada uno mató al que se le puso delante, y los sirios huyeron perseguidos por Israel; Ben-Adad, rey de Siria, escapó a caballo con algunos jinetes. [21] Entonces salió el rey de Israel, se apoderó de los caballos y los carros y causó a los sirios una gran derrota. [22] El profeta se acercó al rey y le dijo: ---Hala, conserva tu ventaja y haz bien tus planes, porque el año que viene volverá a atacarte el rey de Siria. [23] Por su parte, los ministros del rey de Siria propusieron: ---Su Dios es un dios de montaña; por eso nos vencieron. A lo mejor, si les damos la batalla en el llano, los vencemos. [24] Haz lo siguiente: depón a todos esos reyes y sustitúyelos por gobernadores. [25] Junta luego un ejército como el que has perdido, otros tantos caballos y carros; les presentamos batalla en el llano, y malo será que no los venzamos. Ben-Adad les hizo caso y actuó así. [26] Al año siguiente pasó revista a los sirios y marchó a Afec para luchar contra Israel. [27] Los israelitas, después de pasar revista y aprovisionarse, salieron a su encuentro y acamparon frente a ellos; parecían un hato de cabras, mientras que los sirios cubrían la llanura. [28] El profeta se acercó a decir al rey de Israel: ---Así dice el Señor: Por haber dicho los sirios que el Señor es un dios de montaña y no de llanura, te entrego ese ejército inmenso, para que sepáis que yo soy el Señor. [29] Siete días estuvieron acampados frente a frente. El día séptimo trabaron batalla, y en un solo día los israelitas les mataron a los sirios cien mil de infantería. [30] Los supervivientes huyeron a Afec, pero la muralla se derrumbó sobre los veintisiete mil hombres que quedaban. Mientras tanto, Ben-Adad, que había huido, se metió en la ciudad, de casa en casa. [31] Sus ministros le dijeron: ---Mira, hemos oído que los reyes de Israel son misericordiosos. Vamos a ceñirnos un sayal y atarnos una cuerda en la cabeza, y nos rendiremos al rey de Israel. A lo mejor te perdona la vida. [32] Se ciñeron un sayal, se ataron una cuerda a la cabeza y se presentaron al rey de Israel, diciendo: ---Tu siervo Ben-Adad pide que le perdones la vida. El rey dijo: ---¿Vive todavía? ¡Es mi hermano! [33] Aquellos hombres se las prometieron felices, y tomándole al punto por la palabra, contestaron: ---¡Ben-Adad es hermano tuyo! Ajab dijo: ---Id a traerlo. Cuando llegó, Ajab lo subió a su carroza, [34] y Ben-Adad le dijo: ---Te devolveré las poblaciones que mi padre arrebató al tuyo. Y en Damasco te cederé un barrio, como lo tenía mi padre en Samaría. Con este pacto déjame ir libre. Ajab firmó un pacto con él y lo dejó en libertad. [35] Uno de la comunidad de profetas dijo a un compañero, por orden del Señor: ---¡Pégame! El otro se negó, [36] y entonces le dijo: ---Por no haber obedecido la orden del Señor, te matará un león en cuanto te separes de mí. Y cuando se alejaba, lo encontró un león y lo mató. [37] Aquel profeta encontró a otro hombre, y le dijo: ---¡Pégame! El hombre le pegó y lo dejó maltrecho. [38] El profeta se puso a esperar al rey en el camino, disfrazado con una venda en los ojos. [39] Cuando pasaba el rey, el profeta le gritó: ---Tu servidor avanzaba hacia el centro de la batalla, cuando un hombre se acercó y me entregó otro hombre, diciéndome: Guarda a éste; si desaparece, lo pagarás con la vida o con dinero. [40] Pero, mientras yo estaba ocupado de acá para allá, el otro desapareció. El rey de Israel le dijo: ---¡Está clara la sentencia! Tú mismo la has pronunciado. [41] Entonces el profeta se quitó de golpe la venda de los ojos y el rey de Israel se dio cuenta de que era un profeta. [42] Entonces dijo al rey: ---Así dice el Señor: Por haber dejado escapar al hombre que yo había consagrado al exterminio, pagarás su vida con tu vida y su ejército con tu ejército. [43] El rey de Israel marchó a casa triste y afligido, y entró en Samaría.
Primer libro de los Reyes capítulo 21[1] Nabot, el de Yezrael, tenía una viña al lado del palacio de Ajab, rey de Samaría. [2] Ajab le propuso: ---Dame la viña para hacerme yo una huerta, porque está justo al lado de mi casa; yo te daré en cambio una viña mejor o, si prefieres, te pago en dinero. [3] Nabot respondió: ---¡Dios me libre de cederte la heredad de mis padres! [4] Ajab marchó a casa malhumorado y enfurecido por la respuesta de Nabot, el de Yezrael: no te cederé la heredad de mis padres. Se tumbó en la cama, volvió la cara y no quiso probar alimento. [5] Su esposa Jezabel se le acercó y le dijo: ---¿Por qué estás de mal humor y no quieres probar alimento? [6] Él contestó: ---Es que hablé a Nabot, el de Yezrael, y le propuse: Véndeme la viña o, si prefieres, te la cambio por otra. Y me dice: No te doy mi viña. [7] Entonces Jezabel, su mujer, dijo: ---¿Así ejerces tú la realeza sobre Israel? ¡Arriba! A comer, que te sentará bien. ¡Yo te daré la viña de Nabot, el de Yezrael! [8] Escribió unas cartas en nombre de Ajab, las selló con el sello del rey y las envió a los ancianos y notables de la ciudad, conciudadanos de Nabot. [9] Las cartas decían: Proclamad un ayuno y sentad a Nabot en primera fila. [10] Sentad enfrente a dos canallas que declaren contra él: Has maldecido a Dios y al rey. Lo sacáis afuera y lo apedreáis, hasta que muera. [11] Los conciudadanos de Nabot, los ancianos y notables que vivían en la ciudad, hicieron tal como les decía Jezabel, según estaba escrito en las cartas que habían recibido. [12] Proclamaron un ayuno y sentaron a Nabot en primera fila;[13] llegaron dos canallas, se le sentaron enfrente y testificaron contra Nabot públicamente: ---Nabot ha maldecido a Dios y al rey. Lo sacaron fuera de la ciudad y lo apedrearon, hasta que murió. [14] Entonces informaron a Jezabel: ---Nabot ha muerto apedreado. [15] En cuanto oyó Jezabel que Nabot había muerto apedreado, dijo a Ajab: ---Ya puedes tomar posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael, que no quiso vendértela. Nabot ya no vive, ha muerto. [16] En cuanto oyó Ajab que Nabot había muerto, se levantó y bajó a tomar posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael. [17] Entonces el Señor dirigió la palabra a Elías, el tesbita: [18] ---Anda, baja al encuentro de Ajab, rey de Israel, que vive en Samaría. Mira, está en la viña de Nabot, adonde ha bajado para tomar posesión. [19] Dile: Así dice el Señor: ¿Has asesinado, y encima robas? Por eso: Así dice el Señor: En el mismo sitio donde los perros han lamido la sangre de Nabot, a ti también los perros te lamerán la sangre. [20] Ajab dijo a Elías: ---¡Me has sorprendido, enemigo mío! Y Elías repuso: ---¡Te he sorprendido! Por haberte vendido, haciendo lo que el Señor reprueba, [21] aquí estoy para castigarte. Te dejaré sin descendencia, te exterminaré todo israelita que mea a la pared, esclavo o libre. [22] Haré con tu casa como con la de Jeroboán, hijo de Nabat, y la de Basá, hijo de Ajías, porque me has irritado y has hecho pecar a Israel. [23] Y el Señor también ha hablado contra Jezabel: Los perros la devorarán en el campo de Yezrael. [24] A los de Ajab que mueran en poblado, los devorarán los perros, y a los que mueran en descampado, los devorarán las aves del cielo. [25] Y es que no hubo otro que se vendiera como Ajab para hacer lo que el Señor reprueba, empujado por su mujer, Jezabel. [26] Procedió de manera abominable, siguiendo a los ídolos, igual que hacían los amorreos, a quienes el Señor había expulsado ante los israelitas. [27] En cuanto Ajab oyó aquellas palabras, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y ayunó; se acostaba con el sayal puesto y andaba taciturno. [28] El Señor dirigió la palabra a Elías, el tesbita: [29] ---¿Has visto cómo se ha humillado Ajab ante mí? Por haberse humillado ante mí, no lo castigaré mientras viva; castigaré a su familia en tiempo de su hijo.
Primer libro de los Reyes capítulo 22[1] Pasaron tres años sin que hubiera guerra entre Siria e Israel. [2] Pero al tercer año, Josafat, rey de Judá, fue a visitar al rey de Israel, [3] y éste dijo a sus ministros: ---Ya sabéis que Ramot de Galaad nos pertenece; pero nosotros nos estamos quietos, sin recuperarla de manos del rey sirio. [4] Y preguntó a Josafat: ---¿Quieres venir conmigo a la guerra contra Ramot de Galaad? Josafat le contestó: ---Tú y yo, tu ejército y el mío, tu caballería y la mía, somos uno. [5] Luego añadió: ---Consulta antes la Palabra del Señor.[6] El rey de Israel reunió a los profetas, unos cuatrocientos hombres, y les preguntó: ---¿Puedo atacar a Ramot de Galaad o lo dejo? Respondieron: ---Vete. El Señor se la entrega al rey. [7] Entonces Josafat preguntó: ---¿No queda por ahí algún profeta del Señor para consultarle? [8] El rey de Israel le respondió: ---Queda todavía uno: Miqueas, hijo de Yimlá, por cuyo medio podemos consultar al Señor; pero yo lo aborrezco, porque no me profetiza cosas buenas, sino desgracias. Josafat dijo: ---¡No hable así el rey! [9] El rey de Israel llamó a un funcionario, y le ordenó: ---Que venga enseguida Miqueas, hijo de Yimlá. [10] El rey de Israel y Josafat de Judá estaban sentados en sus tronos, con sus vestiduras reales, en la plaza, junto a la puerta de Samaría, mientras todos los profetas gesticulaban ante ellos. [11] Sedecías, hijo de Cananá, se hizo unos cuernos de hierro y decía: ---Así dice el Señor: Con éstos acornearás a los sirios hasta acabar con ellos. [12] Y todos los profetas coreaban: ---¡Ataca a Ramot de Galaad! Triunfarás, el Señor te la entrega. [13] Mientras tanto, el mensajero que había ido a llamar a Miqueas le dijo: ---Ten en cuenta que todos los profetas a una le están profetizando buena fortuna al rey. A ver si tu oráculo es como el de cualquiera de ellos y anuncia la victoria. [14] Miqueas replicó: ---¡Vive el Señor!, diré lo que el Señor me manda! [15] Cuando Miqueas se presentó al rey, éste le preguntó: ---Miqueas, ¿podemos atacar a Ramot de Galaad o lo dejamos? Miqueas le respondió: ---Id, triunfaréis. El Señor se la entrega al rey. [16] El rey le dijo: ---Pero, ¿cuántas veces tendré que tomarte juramento de que me dices sólo la verdad en nombre del Señor? [17] Entonces Miqueas dijo: ---Estoy viendo a Israel desparramado por los montes, como ovejas sin pastor. Y el Señor dice: No tienen amo. Vuelva cada cual a su casa, y en paz. [18] El rey de Israel comentó a Josafat: ---¿No te lo dije? No me profetiza cosas buenas, sino desgracias. [19] Miqueas continuó: ---Por eso escucha la Palabra del Señor: Vi al Señor sentado en su trono. Todo el ejército celeste estaba en pie junto a él, a derecha e izquierda, [20] y el Señor preguntó: ¿Quién podrá engañar a Ajab para que vaya y muera en Ramot de Galaad? Unos proponían una cosa y otros otra. [21] Hasta que se adelantó un espíritu y, puesto en pie ante el Señor, dijo: Yo lo engañaré. El Señor le preguntó: ¿Cómo? [22] Respondió: Iré y me transformaré en oráculo falso en la boca de todos los profetas. El Señor le dijo: Conseguirás engañarlo. ¡Vete y hazlo! [23] Como ves, el Señor ha puesto oráculos falsos en la boca de todos esos profetas tuyos, porque el Señor ha decretado tu ruina. [24] Entonces Sedecías, hijo de Cananá, se acercó a Miqueas y le dio una bofetada diciéndole: ---¿Por dónde se me ha escapado el Espíritu del Señor para hablarte a ti? [25] Miqueas respondió: ---Lo verás tú mismo el día en que vayas escondiéndote de habitación en habitación. [26] Entonces el rey de Israel ordenó: ---Apresa a Miqueas y llévalo al gobernador Amón y al príncipe Joás. [27] Diles: Por orden del rey, meted a éste en la cárcel y tasadle la ración de pan y agua hasta que yo vuelva victorioso. [28] Miqueas dijo: ---Si tú vuelves victorioso, el Señor no ha hablado por mi boca. [29] El rey de Israel y Josafat de Judá fueron contra Ramot de Galaad. [30] El rey de Israel dijo a Josafat: ---Voy a disfrazarme antes de entrar en combate. Tú vete con tu ropa. Se disfrazó y marchó al combate. [31] El rey sirio había ordenado a los comandantes de los carros que no atacasen a chico ni grande, sino sólo al rey de Israel. [32] Y cuando los comandantes de los carros vieron a Josafat, comentaron: ¡Aquél es el rey de Israel! Y se lanzaron contra él. Pero Josafat gritó una orden, [33] y entonces los comandantes vieron que aquél no era el rey de Israel, y lo dejaron. [34] Un soldado disparó el arco al azar e hirió al rey de Israel, atravesándole la coraza. El rey dijo al conductor de su carro: ---Da la vuelta y sácame del campo de batalla, porque estoy herido. [35] Pero aquel día arreció el combate, de manera que sostuvieron al rey en pie en su carro frente a los sirios, y murió al atardecer; la sangre goteaba en el interior del carro. [36] A la puesta del sol corrió un grito por el campamento: ---¡Cada uno a su pueblo! ¡Cada uno a su tierra! [37] ¡Ha muerto el rey! Llevaron al rey a Samaría, y allí lo enterraron. [38] En el estanque de Samaría lavaron el carro; los perros lamieron su sangre, y las prostitutas se lavaron en ella, como había dicho el Señor.[39] Para más datos sobre Ajab y sus empresas, el palacio de marfil y las ciudades que construyó, véanse los Anales del reino de Israel. [40] Ajab murió, y su hijo Ocozías le sucedió en el trono. [41] Josafat, hijo de Asá, subió al trono de Judá el año cuarto del reinado de Ajab de Israel. [42] Cuando subió al trono tenía treinta y cinco años, y reinó veinticinco años en Jerusalén. Su madre se llamaba Azubá, hija de Siljí. [43] Siguió el camino de su padre, Asá, sin desviarse, haciendo lo que el Señor aprueba. [44] Pero no desaparecieron las ermitas de los altozanos; la gente seguía ofreciendo allí sacrificios y quemando incienso. [45] Josafat vivió en paz con el rey de Israel. [46] Para más datos sobre Josafat, las victorias que obtuvo y las guerras que hizo, véanse los Anales del reino de Judá. [47] Desterró del país los restos de prostitución sagrada que había dejado su padre, Asá. [48] El trono de Edom estaba entonces vacante. [49] Josafat se construyó una flota mercante para ir por oro a Ofir, pero no pudo zarpar, porque la flota naufragó en Esión Gueber. [50] Entonces Ocozías, hijo de Ajab, propuso a Josafat: ---Que vayan mis hombres con los tuyos en la expedición. Pero Josafat no quiso. [51] Josafat murió; lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David, su antecesor, y su hijo Jorán le sucedió en el trono. [52] Ocozías, hijo de Ajab, subió al trono de Israel, en Samaría, el año diecisiete de Josafat de Judá. Reinó sobre Israel dos años. [53] Hizo lo que el Señor reprueba, imitando a su padre y a su madre, y a Jeroboán, hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel. [54] Dio culto a Baal; lo adoró, irritando al Señor, Dios de Israel, igual que había hecho su padre.

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